Año 1. No. 1 Abril, 2018
PostdoctUBA
Revista del Postdoctorado de la Universidad Bicentenaria de Aragua
Año 1. No. 1 Abril, 2018
Esta objeción presupone correctamente que las prácticas de la investigación científica incorporan ciertos valores y de acuerdo con una larga tradición científica, los valores de autonomía, objetividad( imparcialidad) y neutralidad, los cuales se definen como:
Autonomía. Las prácticas científicas son autónomas, es decir los problemas de metodología científica y los criterios para avalar el conocimiento científico se encuentran fuera de la esfera de cualquier perspectiva ética( religiosa, política, social y económica) y no dependen de preferencias personales. Las prioridades de la investigación, para el emprendimiento científico tomado como un todo, no deben moldearse por ninguna perspectiva valorativa en particular; y las instituciones científicas deben constituirse de forma que resistan las interferencias externas( no científicas).
Objetividad. El conocimiento científico es objetivo, una hipótesis se acepta como conocimiento científico, o una teoría se acepta como bien confirmada, en el momento en que se juzga que se encuentra bien apoyada por la evidencia empírica disponible, a la luz de criterios estrictamente cognitivos, que no reflejen valores sociales y éticos particulares y tan sólo después de haber sido puesta a prueba en el transcurso de un programa apropiado y riguroso de investigación empírica( experimental).
El término objetivo empleado para calificar el conocimiento cuenta con tres acepciones:( a) es objetivo lo que procede del objeto, o sea cuanto existe fuera e independiente de la conciencia cognoscente; por lo tanto, es objetivo el conocimiento que refleja.( b) Es objetivo lo que es cognitivamente válido para todos los individuos y( c) Es objetivo lo que está exento de afectividad y, en consecuencia, de parcialidad.
Para los investigadores en ciencias sociales, el problema ético parece estar más claro, el dilema o conflicto entre la investigación valorativamente orientada y la sujeta a las normas de la objetividad de la ciencia resulta en una discusión permanente. Ya a principios de siglo Weber( 1981) señalaba que“ la costumbre de mezclar la investigación científica de hechos y razonamientos valorativos es una de las características más extendida y que más perjudica a las tareas de construcción de conocimiento”( p. 16).
Sin embargo y de acuerdo con López( 1999) es reconocido que en la investigación social el pensamiento abstracto es constantemente confrontado con la realidad objetiva cuya existencia puede considerarse ajena a la mente humana. Esta confrontación, mediante modelos conceptuales y esquemas metodológicos, es el principal argumento de las ciencias sociales para constituir la coherencia acumulativa de la construcción del conocimiento y de los resultados de la investigación frente a los hechos. Tal parece entonces que la objetividad pura es una utopía, pues el hombre no puede abstraerse del contexto de la realidad investigativa, pues es parte y consecuencia.
Neutralidad. El conocimiento científico y las teorías científicas son neutras, los resultados científicos, considerados como un todo, no favorecen a algunas perspectivas éticas en desmedro de otras, ya sea a través de sus implicaciones lógicas, o a través de las consecuencias concomitantes de sus aplicaciones; en el contexto de la aplicación( tecnológica), la totalidad de las teorías bien establecidas puede servir equitativamente a los intereses promovidos por un amplio abanico de perspectivas éticas. Esto implica que los resultados científicos, pueden usarse al servicio de fines buenos o malos.
Hay quienes defienden que la investigación y la ciencia son( o deberían ser) por naturaleza, neutrales, ajenas a criterios éticos y a ideas filosóficas o culturales que puedan impedir su normal desarrollo. En realidad, hablar de neutralidad científica implica caer en una serie de paradojas.
La primera consiste precisamente en que hay investigadores que consideran como bueno el tener el máximo nivel de autonomía, lo cual es un principio ético concreto y, por lo tanto, ajeno a la neutralidad. En otras palabras, sólo se daría la máxima neutralidad hipotética cuando no hubiese principios éticos ni ideas de otro tipo que se mezclasen en la tarea de los investigadores, lo cual es imposible: todo investigador tiene criterios éticos e ideas de diverso tipo que sostienen y orientan sus decisiones y trabajos.
El papel creciente de la ciencia en la vida social ha colocado en primer plano la cuestión de la responsabilidad social de los investigadores. La ciencia es ya algo en extremo importante y está profundamente vinculada al contexto social para suponer que es sólo un asunto de los científicos y que ellos tienen sólo que preocuparse por el conocimiento y no por sus efectos.
La ciencia no escapa al agotamiento de una tradición histórica y cultural, denominada moderna. Diversos autores han visto en esta muestra suficiente de que la concepción que la época moderna tuvo de sí misma encerraba profundos engaños y limitaciones, y de que muchas de las alternativas que se cerraron en esa época están de nuevo abiertas para su exploración.
La ciencia postmoderna recoge casi siempre los mismos ejemplos: el indeterminismo y el principio de complementariedad en la mecánica cuántica, la teoría del caos, la teoría de catástrofes, el teorema de Gödel, la flecha del tiempo( irreversibilidad) en termodinámica, los objetos de geometría fractal de Mandelbrot, la economía ecológica, la teoría de supercuerdas, la simulación de vida en ordenadores, la teoría de la complejidad, entre otras.
Los desarrollos en la física, la matemática, la lógica y en otras disciplinas de vanguardia habrían mostrado que el determinismo debe ser abandonado y el concepto de causalidad revisado. La realidad sería el producto de la propia práctica científica. La ciencia debería ser contemplada además como un discurso entre otros, sometido a los mismos determinantes sociales, políticos, económicos, ideológicos, religiosos y culturales que los demás discursos elaborados por el ser humano.
Pero la incertidumbre no sólo es epistemológica, sino también ética, los hechos se encuentran entrelazados con los valores y, por tanto, las cuestiones éticas no pueden ser soslayadas. El viejo objetivo de la búsqueda de la verdad debe dar paso al más modesto del manejo de la incertidumbre. Pero ¿ Qué plantea la transcomplejidad respecto a la ética y la investigación?.
Zaá( 2011) sostiene que la ética transcompleja debe concebirse como el flujo energético vital que mueve la voluntad de poder hacia lo que es bueno para la existencia de la humanidad y de todos los seres que lo acompañan en iguales condiciones de complejidad en tiempo, espacio y demás dimensiones macro y micro universales, dando sentido a la existencia de los seres vivos poniendo al servicio de la misma los descubrimientos y avances de las distintas disciplinas científicas, credos religiosos, corrientes filosóficas y sistemas políticos.
Todo esto, con el sagrado propósito de salvar al hombre del hombre mismo, señalando los caminos correctos y la prudencia necesaria para conducirnos en nuestras relaciones con el entorno. Los nuevos escenarios multiperspectivista hacen que la transcomplejidad se libere de las concepciones y ataduras del objetivismo reduccionista y se interne en los más profundos parajes de la transmutación interpretativa-subjetiva y contemplativa-trascendental.
Para Stella( 2013) uno de los postulados del Enfoque Integrador Transcomplejo, es una nueva ética que permita conjugar las aportaciones racionales del conocimiento científico con las reflexiones morales de la tradición humanística, abriendo la posibilidad a un nuevo conocimiento donde puedan convivir la razón y la pasión, lo objetivo y lo subjetivo, lo malo y lo bueno. Plantea entonces que el dilema de la ética en el contexto de la ciencia, la tecnología y particularmente en la investigación, se resuelve a través de una compresión ética más amplia de las implicaciones y efectos futuros de los resultados en todos los contextos y ámbitos del quehacer humano.
En el programa de la Organización de las Naciones Unidas( ONU, 2002) la ética es la llamada a recuperar el conocimiento valorativo, lo que implica la recuperación del valor de la vida y el reencuentro del ser, preservando lo más preciado que posee el hombre, que es la vida.
La carta adoptada en el Primer Congreso Mundial de la Transdiciplinariedad( 1994) sostiene en su Artículo 13:
La ética transdisciplinaria rechaza cualquier actitud contraria al diálogo y la discusión, sea cual sea su origen- ideológico, científico, religioso, económico, político, filosófico-. El conocimiento compartido debe conducir a la comprensión compartida sustentada en el respeto absoluto de las alteridades unidas por la vida común en una misma y sola Tierra.
ISSN: 1690-0685 Depósito Legal: pp200202AR286
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