Año 1. No. 1 Abril, 2018
PostdoctUBA
Revista del Postdoctorado de la Universidad Bicentenaria de Aragua
Año 1. No. 1 Abril, 2018
García( 1994) describe tres tipos de escenarios que permiten analizar los procesos de globalización e integración con respecto al papel del conocimiento en los países latinoamericanos. Al primero de ellos lo denomina“ Escenario de Mercado”, puesto que el aspecto económico es el eje de organización de la sociedad. Para las regiones del mundo que no tienen un peso sustantivo en las plazas financieras rectoras de la economía mundial, este escenario resulta poco promisorio, ya que el retraso tecnológico acumulativo no permite a la mayor parte de las personas insertarse en la globalidad, salvo pequeñas fracciones de población.
Pero para que la sociedad pueda participar en la toma de decisiones sobre la investigación que desea que se realice, a partir de la percepción que tiene de la misma, es necesario que la conozca, que sepa sobre sus ventajas e inconvenientes, sus limitaciones, sus efectos y sus daños colaterales en el medio ambiente o en la calidad de vida. Es preciso que los ciudadanos posean una determinada cultura científica para poder opinar sobre la ciencia. Este nuevo modelo de integración de la ciencia, tecnología y sociedad aparece esquematizado en la Figura 1.
Al segundo escenario, la autora lo llama“ de Desarrollo Alternativo”. Donde se valora la conservación del ambiente y el respeto por las culturas locales. Teniendo en cuenta el atraso científico y tecnológico de los países menos avanzados, y desde una postura crítica con respecto a la racionalidad tecnicista, se propone que estos países realicen saltos en los procesos de desarrollo de infraestructura para incorporar directamente las últimas tecnologías disponibles en el mercado.
El último escenario es el“ de la Solidaridad”. En este enfoque se critica ampliamente al paradigma del desarrollo impuesto desde posturas de sesgo etnocentrista. Si bien en este escenario no se ha avanzado demasiado en establecer propuestas efectivamente alternativas a los modelos homogéneos vigentes, cabe rescatar el énfasis puesto en la revalorización de los siguientes aspectos: la subjetividad social, que implica emprender acciones trabajando en forma continua y conjunta con el pueblo; la democracia, en todos los espacios de interacción social; diferentes actores sociales-la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales-; y las nuevas formas de producción de la verdad que rescatan elementos que han sido dejados de lado por la racionalidad científica.
Estas luchas por la posesión y la distribución de los saberes develan que el conocimiento en la actualidad tiene valor económico, ya que puede usufructuarse como un producto altamente rentable. Al respecto Apple( 1996) plantea la pregunta famosa de ¿ Cuál es el conocimiento que tiene más valor?, otra aún más polémica: ¿ De quién es el conocimiento que tiene más valor? El autor atribuye esta posesión al surgimiento del neo-conservadurismo, pero también admite que la propiedad de los conocimientos oficialmente transmitidos, es consecuencia de continuas negociaciones entre sectores ideológicos diversos.
En este mismo orden de ideas, Cancelado( 2005) plantea el dilema entre los términos“ Política para la ciencia” y“ Política científica”. Al respecto plantea que aunque suenan parecido, no son lo mismo. Su afinidad viene dada por la relación“ conocimiento-poder”. La“ Política para la ciencia” sólo podría surgir en un Estado cuyos gobernantes y gobernados opten por la producción de conocimientos como mecanismo de transformación de su sociedad y su nexo directo con la ciencia y la tecnología. En tal sentido la“ Política para la ciencia” debe ser una“ Política de Estado”. La ciencia y la tecnología, están ligadas a fuerzas sociales y, como no, en estrecha dependencia con aquellas que ejercen control político y económico.
Por otro lado la“ Política científica” implica el desarrollo de toda la empresa del conocimiento: su organización, planificación, estructura interna, desarrollo de la investigación, estrategias, entre otros. En la actualidad, las grandes industrias promueven y dirigen el rumbo de lo que se debe investigar y producir. Son creadores de necesidades que permiten publicitar y vender sus productos apoyados en la buena fe de la ciencia y por medio de sus patentes, convirtiendo al conocimiento en su bien más preciado, de allí su injerencia en tratados internacionales.
Es aquí donde surge con fuerza la exigencia de una nueva forma de política científica, menos retórica, por una más amplia, diversa y participativa, profundamente democrática. No basta con dejar a los científicos lo que saben hacer, ni a los políticos decidir sin consultar.
Ahora bien, la sociedad puede influir en el tipo de investigación o en las aplicaciones tecnológicas. Por ejemplo, la sociedad puede manifestar su opinión sobre si la energía nuclear es la más adecuada para la producción de electricidad, o es mejor la utilización de energías renovables. También puede decidir cuál es el límite tolerable de introducción de procesos industriales o agrícolas basados en la biotecnología para la producción de alimentos. O hasta qué punto permitirá que las tecnologías de la información y la comunicación puedan invadir su intimidad y su vida privada, con la consecuente pérdida de libertad.
Figura 1. Modelo de integración de CTS Ética y conocimiento
La ciencia ha producido un enorme acervo de conocimiento y una buena parte de estos ha sido usada para dar forma a incontables aplicaciones que han contribuido a transformar el mundo y la sociedad. La actual crisis ambiental, con sus dimensiones humana y social, está entre las consecuencias de dichas aplicaciones y la ciencia, a su vez, no produjo el conocimiento que sería necesario para lidiar adecuadamente con dicha crisis.
El conocimiento científico tienen efectos colaterales no pretendidos y frecuentemente no anticipados, cuyas consecuencias sociales pueden ser profundas. Pero entonces ¿ cuáles deben ser las prioridades de la investigación científica? Para Lacey( 2008) si se responde desde un punto de vista ético, sería irresponsable emprender el tipo de investigación( por ejemplo, en biología molecular) capaz de dar pie a aplicaciones tecnológicas, a menos que al mismo tiempo, también se emprendan investigaciones sistemáticas y rigurosas acerca de las consecuencias( riesgos) ecológicas y sociales de la implementación de dichas aplicaciones a largo plazo y acerca de las condiciones socioeconómicas de dicha implementación.
Tal propuesta representaría un punto de vista ético sobre cómo debe conducirse la investigación científica y cuáles son sus prioridades, un punto de vista que no limita la reflexión ética sobre la ciencia, de acuerdo a la tendencia común, a los siguientes tres asuntos:
1. Cuestiones de ética de la investigación que involucran experimentos que utilizan sujetos humanos y animales y( más generalmente) cuestiones de derechos humanos que pudieran surgir a partir de las prácticas experimentales.
2. Cuestiones acerca de los beneficios y riesgos de las aplicaciones del |
conocimiento científico, |
a corto plazo |
y sin consideración |
de |
su contexto |
socioeconómico. |
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3. Elaboración del ethos científico, esto es, identificación de las virtudes morales como la honestidad, entre otras que supuestamente necesitan cultivarse para asegurar la integridad de la ciencia.
Se plantea entonces un rechazo a la disociación entre dichos asuntos y los valores éticos y sociales que deberían influenciar el proceso investigativo. La propuesta más conocida de este tipo, es decir que refleje, a partir de juicios éticos, cómo debe emprenderse la investigación hoy en día recomienda que la investigación científica respete el principio de precaución.
Este principio encuentra mucha oposición en las investigaciones científicas predominantes, precisamente por que admite un papel para la ética en la ciencia que se extiende más allá de los tres puntos enunciados anteriormente. Se dice frecuentemente que la adhesión al mismo, pone límites a la autonomía de la investigación científica, porque subordina los objetivos( prioridades) científicos a los imperativos éticos, debilitando la autonomía conquistada tras la larga lucha que comenzó en el siglo XVII con el conflicto entre Galileo Galilei y la Iglesia.
ISSN: 1690-0685 Depósito Legal: pp200202AR286
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