Revista Poligrafías N°1 | Page 9

Allí, la luz era tan intensa que pude ver con exactitud cómo se formaba un hermoso eclipse, una perfecta armonía entre mi amada y la llama de una antigua lámpara de aceite que nos mantenía vivos pero cautivos.    Trajo la tarde consigo un calor sofocante.  Joaquín sudada y yo me hacía más pequeño cada vez. La joven, con sus senos de afrodita tomó la mano derecha de Joaquín y la puso en su sexo. Mientras tanto, yo jugaba entre la luz rojiza provocada por el arrebol a levantar la falda de aquella perfecta silueta que se dibujaba y desdibujaba en el asfalto ardiente de la calle  tres. Joaquín y la joven tomaron sus bicicletas y partieron rápidamente a una pequeña cabaña abandonada a pocos metros de aquel viejo hospital que me dio vida, y tras las ruedas rechinantes, mi amor de infancia y yo los seguíamos velozmente, cambiando de forma una y otra vez.  Joaquín y su amada empezaron a besarse y tocarse lentamente y junto a ellos, dos apasionadas sombras se tocaban la vida, se habitaban el alma, se contaban historias. En un momento de placer, Joaquín decidió apagar el candil, y junto con el último fulgor de la llama mi amada y yo fuimos desapareciendo y nos refugiamos en la totalidad del cuarto. Juan Pablo Restrepo Murillo Egresado Licenciatura Hum Lengua Castellana. 7