Salí del inmenso anonimato fundando EL NADAISMO para
restituir a LA NADA su condición rebelde, y a mi vida una razón
de vivir entre los signos apocalípticos y nihilistas de mi tiempo.
Pienso que la sociedad en sus períodos de crisis, levanta mitos
para no dejar hundir el prestigio del espíritu. Yo he venido a llenar
la ausencia de valores mientras se restablece el equilibrio, y
retorna una cierta sensibilidad abatida por el materialismo y el
Imperio Precursor del Músculo y el Griterío del Tumulto.
No creo en casi nada, pero creo en la vida.
Escribo por vanidad, por ocio, por libertinaje, y en una razón
secreta de mi ser, por masoquismo.
No he hecho casi nada para estar tan viejo. A mi edad, Cristo
estaba a punto de ser colgado de la cruz, y Rimbaud ya traficaba
con armas en Abisinia, después de revolucionar la poesía y
escupirla en mitad de su rostro.
Pero, “he vivido”, como dicen modestamente los pesimistas.
Aunque en mi caso sería más exacto decir: ¡He amado!
Miro crecer la hierba y retirarse las mareas. Siento el susurro del
Universo dentro de mi alma, y las caricias del amor en mi carne.
Para quejarme tendría que estar muerto.
Gonzalo Arango
1931-1976
5