A propósito de las
humanidades
Y LOS PROYECTOS DE
FORMACIÓN DOCENTE
Toda experiencia en el transitar de
nuestra formación no sólo
profesional, sino humana trae
consigo todo un telar de saberes,
aciertos, desaciertos, donde la aguja
perdida pasa a ser una única
pregunta, ¿ahora qué vendrá? Queda
esa intriga que fluye entre lo
desconocido y lo anhelado. Es esto lo
que genera una reflexión sobre lo
realizado, en el caso de nuestra
formación universitaria, y en
específico por las prácticas de
enseñanza- aprendizaje que
marcaron una línea entre el proceso
formativo y el ser docente.
Durante mi formación como
licenciada y la ejecución de los
diferentes proyectos que vaticinaban
como principal objetivo el
fortalecimiento de las prácticas de
lectura, escritura y cooperativismo
entre los saberes en la escuela, pude
encontrar diversos modos de
aprender,
no sólo del maestro que llegaba a
las aulas de nuestra Alma Mater o
de los maestros cooperadores que
en el territorio, suroeste
Antioqueño, posibilitaron la
adquisición de una experiencia
educativa desde lo profesional y lo
humano; sino también desde una
dimensión subjetiva, lo cual
permitió poner en diálogo
constante los saberes teóricos y las
experiencias de las prácticas
educativas.
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