Revista Pesca marzo 2019 REVISTA PESCA MARZO 2019 | Page 33
un pez bien bonito".
siquiera para comer". Kotè es un hombre de natural alegre
con dos esposas y seis hijos, pero su expresión se ensombre-
Suertes que cambian
ce cuando predice que la presión sobre la sardinella no tarda-
rá en provocar la ruina. "Si tuviese otro trabajo, dejaría de
Los ojos pintados observan desde las proas de las piraguas
pescar", remacha.
que se bambolean en las olas de Joal Fadiouth, el frenético
centro de la industria pesquera de Senegal. Engalanadas con La incesante demanda de China ha impulsado los pre-
los nombres de venerados líderes espirituales cuya influencia cios de este derivado a niveles récord. En consecuen-
alcanza a todos los niveles de la sociedad senegalesa, algunas cia, las empresas han puesto la vista en África occi-
embarcaciones reflejan también aspiraciones más mundanas dental como nueva fuente de suministro
a través del escudo cuidadosamente reproducido del Man-
chester City o de las palabras Barack Obama .
Los senegaleses no son los únicos perjudicados por la trans-
formación de su principal recurso en harina. Los investigado-
La pasada década, el afán por enriquecerse que dominaba las
mentalidades llevó a duplicar el tamaño de la pequeña flota
del país. Deseoso de ganar votos, el Gobierno ha subvencio-
nado las embarcaciones fueraborda para permitir a los pesca-
dores navegar aún más lejos. La flota, que actualmente em-
res calculan que Mauritana tritura anualmente 33.000 tonela-
das de sardinella que antes se vendían en mercados de África
occidental como Ghana, Nigeria y Costa de Marfil. Esta cifra
equivale casi al consumo anual de pescado de los 15 millones
de personas que forman la población de Senegal.
plea directa o indirectamente a 600.000 personas —el equiva-
lente al 17% de la población activa—, crece rápidamente y
amenaza con estrangular el recurso que la sostiene.
Aunque la producción de este país equivale solamente a una
parte del volumen de harina de pescado que exportan las
alrededor de 30 fábricas mauritanas, su docena de plantas
Un martes de hace pocas semanas, el capitán Doudou Kotè
saltó por la borda de su barca y se subió a un carro tirado por
un caballo a todas luces acostumbrado al oleaje. Avanzando
como un rey a través de las olas en su taxi anfibio, Kotè repe-
tía lo que mismo que dicen muchos de sus compañeros: que
la sardinella , una especie de talismán para Senegal, está en
pleno proceso de desaparición.
puede representar una amenaza desproporcionada al alterar
el delicado mecanismo de mercado que antes limitaba la can-
tidad de pescadores que podía admitir.
Tiempo
atrás,
en
las
estaciones
en
las
que
la sardinella migraba más cerca de la costa, Kotè y sus com-
pañeros podían llevar fácilmente a tierra más pescado del que
el mercado local era capaz de absorber. Las tripulaciones
abandonaban la parte de la captura que no conseguían ven-
"Actualmente hay más piraguas. Los que antes no poseían
ninguna ahora tienen una, y los que tenían una, ahora cuen-
tan con dos", explica Kotè, un robusto marinero que calza
botas verdes y lleva un gorro de piel de cordero con forma de
cono. "Muchas veces volvemos a casa sin haber conseguido
nada. No tenemos bastante para comprar combustible, ni
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der para que se pudriese en la arena, y luego se quedaban en
casa hasta que pasaba la saturación. Ahora que las fábricas
están dispuestas a comprar hasta el último animal, no hay
nada que impida a la flota presionar a las poblaciones hasta
su agotamiento.
"Podríamos encontrarnos con una situación catastrófica", opi-
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