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EL PAÍS DONDE NO PODÍAN
DECIR NO
Por ALBERTO VERGARA
Una comunidad sana, ha teorizado Javier Cercas, debe fiscales y periodísticas, el ex presidente Alejandro Toledo
poseer tres tipos de individuos: un maestro que enseña negoció un soborno de 30 millones de dólares con Ode-
a vivir, un médico que ayuda a morir y, por último, una
persona que dice no. Cableados como estamos la mayo- brecht a cambio de otorgarle la construcción de la carre-
tera interoceánica que conectaría Perú y Brasil. Final-
ría de nosotros para seguir tendencias y decir que sí a
cuanto se nos ofrece, las sociedades requieren de indivi-
duos excepcionales y capaces de rebelarse con un rotun- mente, solo habría recibido veinte millones, ya que Ode-
brecht no consiguió el tercer tramo de la vía. Toledo vive
en Estados Unidos, prófugo de la justicia.
do no y así preservar la dignidad de la comunidad. Pobre
de la sociedad que necesite héroes, sentenció el Galileo Entre 2006 y 2011 Odebrecht vivió su lustro dorado.
de Brecht. Más pobres aquellas que no los produzcan,
retrucaría Cercas.
Alan García era presidente y miles de millones fueron
otorgados a proyectos realizados por esta empresa. Seis
funcionarios de dicho gobierno, incluyendo un viceminis-
Ante la corrupción que anegó América Latina en la última
década uno se pregunta: ¿dónde están quienes dijeron tro, han sido encarcelados por coimas de más de 8 millo-
nes de dólares. García tiene una investigación abierta
no a la corrupción? Cada uno podrá buscar a este im- por tráfico de influencias. Más allá de lo que establezcan
prescindible individuo en su propio país, pero en el Perú
resulta difícil distinguirlo. Lava Jato y Odebrecht han de-
jado la diáfana impresión de que nuestros líderes fueron los tribunales, los limeños ven a diario la prueba última
de la estrecha relación entre García y Odebrecht, pues la
bahía de Lima es dominada por un Cristo enorme que la
incapaces de negarse al dinero fácil. empresa ofrendó al ex presidente. Si el de Río de Janeiro
Y se podía esperar que lo rechazaran. Si no por convic-
ción, al menos por miedo. Durante los noventa, el país
padeció uno de los gobiernos más corruptos de su histo-
es el Cristo del Corcovado, los limeños bautizaron al suyo
como el Cristo de lo Robado.
Odebrecht no solo corrompió políticos y funcionarios.
ria. Doscientos funcionarios cercanos a la gestión Fuji- Como documentó Malú Gaspar en un reportaje notable
mori fueron sentenciados por algún delito de corrupción.
Es decir, sorprendentemente, a la sempiterna corrupción en la revista Piauí, para hacerse de las grandes obras de
infraestructura, debió coludirse con empresas y empre-
siguió la rara sanción. sarios nacionales. Según func ionarios de Odebrecht, sus
socios locales estaban al tanto de los sobornos y aporta-
ban a dichos “gastos”.
Reconozcámoslo: somos adictos a nuestros teléfonos y
eso nos trae problemas físicos y relacionales
El mandatario Kuczynski dedica su presi-
dencia no a gobernar, sino a ver cómo disi-
mula sus múltiples y ahora públicas rela-
ciones con Odebrecht; las cuales hasta hace
poco negaba categóricamente.
Esto debería haber constituido un disuasivo a nuevas
trapacerías durante la recuperada democracia de los
2000. No lo fue. En el año 2004, según investigaciones
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Hoy el ex presidente Ollanta Humala está preso preventi-
vamente porque habría recibido dinero de Odebrecht
para sus campañas. El mandatario Kuczynski dedica su
presidencia no a gobernar, sino a ver cómo disimula sus
múltiples y ahora públicas relaciones con Odebrecht; las
cuales hasta hace poco negaba categóricamente.
¿Qué pasa en nuestras élites políticas y
económicas que desde siempre han sido
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