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No es que la jornada haya estado repartida de esta manera rigurosamente, que sepamos, en franjas de tres horas exactas, pues la larga noche de invierno y el largo día de verano determinan los períodos de trabajo con mucho más rigor. Pero es un modo estándar de organizar y dividir el tiempo cotidiano. En la comida, como en todas partes en la Edad Media, la señora de la casa confeccionaba un fondo de salsa, accesible de modo permanente, siendo el "plato base" una sémola, "grautr" a base de cereales. Se acompañaba de pan de cebada molida en la muela accionada a mano, o triturada con el mazo. Sobre ese pan se extendía mantequilla, siempre salada para asegurar su conservación, almacenada en cubos o cajas cómodas de transportar en caso de navegación. El plato consistente era el pescado, mas frecuentemente seco (skreid) que fresco, en principio cocido con agua, a veces asado y consumido con algas igualmente secadas o con ciertas legumbres como guisantes o habas. La carne era más rara. La norma, sin duda, era majarla después de cocerla, como se ve todavía en Europa central, pero los arqueólogos han encontrado un número importante de utensilios para asarla, como esa larga varilla de hierro terminada en una espiral del mismo metal. Había platos o, más exactamente, escudillas de madera, teniendo cada uno, hombre y mujer, su propio cuchillo y su cuchara de madera o de cuerno. Por supuesto, no existía el tenedor, como tampoco lo había en otros lugares. Numerosos platos hondos de madera atestiguan que no eran desconocidos algunos pasteles. Se los endulzaba con miel de abejas, que recogían ahumando las colmenas. Eran habituales todo tipo de sopas o decocciones diversas: calderos, marmitas, hervidores que se han encontrado en todas partes, a veces acompañados de cucharones de mango largo para remover el líquido y servir, son prueba de ello. Los productos lácteos eran numerosos y variados, siendo los principales el skyr, una especie de leche cuajada a la que los vikingos eran muy aficionados y que no hay que confundir con el skýr actual de Islandia, que es el nombre que se le aplica a un queso blanco sumamente cremoso, y el sýra, suero que se utilizaba como bebida corriente. El queso, ostr, de cabra sin duda, figuraba igualmente en el menú y, como en todas partes, se prensaba para darle forma. Se encuentra en algunos textos la serie slatr, skreid ok ostr, carne, pescado seco y queso, que puede dar una idea de las disponibilidades.. La fruta no estaba ausente pero, como se puede imaginar fácilmente, no tenía ni la riqueza ni la variedad que conocían otros países del sur. Los textos sólo mencionan las manzanas, si se trata de Dinamarca y el sur de Suecia, avellanas y nueces, que parecen, por otra parte, haber gozado de un prestigio particular en algunos mitos religiosos, y sobre todo, bayas de todo tipo de las que, además, se podía hacer una especie de vino llamado "berjavin". Es evidente que un ama de casa no contaba con una paleta ilimitada de variables para componer su menú diario. Las fuentes insisten de manera significativa mucho más en los temas de la bebida, en el hecho de beber, que en las vituallas propiamente dichas, teniendo con frecuencia el término "drykkja" o "drekka" (el acto de beber, la bebida) en el sentido de banquete. Se trataba, más que de la satisfacción de una necesidad elemental, de un gesto de convivencia cuya importancia es perfectamente comprensible en una sociedad de tipo más bien celular, donde la hospitalidad era de rigor. Por consiguiente, no es de extrañar