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norma. El vikingo se marcha para regresar. Tiene los tres meses de primavera para hacer
fortuna.
A mediados de julio entramos en un momento capital, el "heyannir", el mes en que se
siega el heno, faena fundamental, pues es necesario asegurar la supervivencia del
ganado durante los largos meses de invierno en que permanecerá encerrado, ya que no
es posible dejarlo fuera para que busque por sí mismo su alimento. Durante casi dos
meses, todos los integrantes de la casa segarán, rastrillarán, harán los almiares y meterán
el heno en el granero después de secado. Se requieren todos los brazos disponibles,
comprendidos los de los huéspedes que están de paso, aunque sean mujeres. Ese trabajo
supera en cantidad y, por supuesto, en calidad, a la cosecha propiamente dicha que, en
principio y para Snorri Sturluson justificaría el nombre de "kornskurdarmanadr",
literalmente, el mes en que se corta el grano, que lleva el mes siguiente, desde mitad de
agosto a mitad de septiembre, por tanto. En realidad, la denominación, sin duda más
antigua, de "tvi manadr" (mes doble), que se aplica por consiguiente al período que va
de mitad de julio a mitad de septiembre, indica bastante bien la confusión de las dos
tareas fundamentales, la siega del heno y la recolección.
Mediados de septiembre: haustmanadr, literalmente, mes de otoño. Es también el final
del misseri de verano. Hay mucho que hacer. Ante todo reunir al ganado, especialmente
los corderos, que se han dispersado a veces hasta distancias considerables. Han sido
marcados antes de que se los deje ir y habrá que reunirlos en el aprisco público o "rett"
y separarlos allí, operación que no siempre transcurre de manera pacífica, ni mucho
menos, antes de recogerlos. Después se procederá a la matanza, que se efectúa en
función de las necesidades de la casa y se darán los últimos toques a las reservas de
heno, mientras que, para los humanos, se añadirán provisiones de carne salada a las de
pescado seco. En las latitudes altas, se cavan en el suelo agujeros recubiertos de troncos
y se entierra en ellos la carne junto con nieve, que se hiela pronto, con el fin de
congelarla para su conservación.
En realidad, el "mes de otoño" es una especie de balance del año. Es también, en los tres
países continentales, la época de la caza, una de las grandes distracciones conocidas de
aquellos hombres, caza con arco o con venablo, para la que el Norte disponía de perros
especialmente adiestrados. Ayudaban a cazar el alce, el reno, cérvidos de todas las
clases y también el oso, sin hablar de la caza menor. Islandia no conoció nunca esa
práctica. Pero en todas partes las aves eran igualmente muy estimadas. Se las cazaba en
general con red.
Hacia mediados de octubre comienza el misseri de invierno, el largo período de noche y
de frío tan difícil de soportar incluso hoy día. Estamos en el "gormanadr", que es
ciertamente el más gozoso del año, porque es por excelencia el mes de la convivencia.
Hay carne en abundancia, se ha fabricado buena cerveza; es el momento de recibir. Las
bodas suelen tener lugar para su celebración en las vertrnaetr, las tres noches que
inauguran el invierno, a finales de octubre, aunque no es necesario un matrimonio o un
festín funeral para justificar esta festividad.
Después se vuelven a poner en condiciones todas las construcciones de la granja para
que puedan afrontar los rigores del invierno. El viento puede soplar terriblemente en
Dinamarca y en Islandia, la lluvia y después la nieve, hacen estragos en el norte de
Noruega y Suecia. Habrá que velar también por las provisiones de combustible, turba o