revista nórdica Mitologia_nordica.1474443498 | Page 78

Se daba por supuesto que si, por una u otra razón, un rey no daba satisfacción, era destituido (literalmente era "echado abajo" de la piedra de consagración sobre la que se le había hecho subir para entronizarle), incluso colgado. Pues había sido elegido ante todo para "un año fecundo y para la paz". Sus prerrogativas jurídicas, o mágicas, o también guerreras, aun cuando podamos imaginar que formaban parte de loas carismas ligados a su condición, no se deducen claramente de nuestras fuentes. Una de las originalidades, eso sí, de la época vikinga, será la de ir entronarizando progresivamente reyes al estilo occidental, y la realización de este fenómeno marcará el final, en cierto sentido, de la sociedad de esta cultura. En cuanto a la condición del llamado "jarl", es una noción aún menos conocida que la del konungr, pero que podría ser más antigua y revelarse de carácter dinástico. La Rigsthula siempre tiene gran dificultad para distinguir entre jarl y rey. Según un buen número de inscripciones rúnicas en el antiguo futhark, se hacía del jarl un buen conocedor de las runas y se ha pensado inicialmente que fueran una especie de etnia aparte, que gracias a su especialización en la escritura pudieran obtener de ahí sus títulos de nobleza, los cuales equivaldrían a ser un conde o algo similar en la aceptación occidental. Pero no parece que en la época vikinga tuviera un estatuto social privilegiado. Resumiendo, probablemente el rey no desempeñaba un papel tan considerable en esta sociedad. Y por tanto, el grupo más importante y decisivo en la vida de los nórdicos, era el bondi. Importantes razones, como el hábitat disperso, el clima difícil, los recursos escasos con los que contaban, etc, hacen que el sentido colectivo o comunitario esté, por la fuerza de las circunstancias, muy desarrollado en estas sociedades. En esto permanecen fieles, incluso actualmente todavía, a costumbres inmemoriales. Se ponen en común los bienes (félag) para todo tipo de fines. Cada uno de los contratantes o félagi, se siente vinculado por un lazo muy fuerte que puede llegar hasta el deber de venganza. Tenemos ejemplos de mujeres que entran también en un félag. Esto ofrece a veces resultados complejos: un individuo puede poseer un cuarto de barco, un tercio de su carga, o casos semejantes. Es posible que esta asociación, obligada, como hemos visto, haya sido sellada por gestos significantes de carácter más o menos religioso. Así, los varegos (varengjiar), los vikingos que actuaban en el Este, deben tal vez su nombre a "varar", juramento solemne. El nombre, en este caso, se aplicaría a una cofradía de comerciantes ligados por juramentos sagrados, como existieron en toda la Europa de la época. Existían, por otra parte, otros tipos de asociaciones, semimercantiles, semirreligiosas, como las "guildes", que son probablemente de origen frisón. Existieron durante la época vikinga en Escandinavia, parece ser, para conocer una suerte excelente a continuación, en la época cristiana. Finalmente, convendría relatar un poco el papel femenino en esta sociedad vikinga que, al contrario de lo que pueda parecer, no era un núcleo exclusivamente masculinista, en la que únicamente contaban los valores viriles. Es evidente que los hombres, dados los