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Llegado el momento, es él quien se embarca en su skeid y va en expedición de vikingo.
Por lo tanto, también es un navegante de calidad, probablemente más o menos versado
en astronomía y, en cualquier caso, un marino de primer orden. Es esta tal vez su mayor
cualidad, pues es sorprendente lo que es capaz de hacer al timón de su barco.
Evidentemente, es capaz de prestaciones guerreras, tanto en su país como fuera de él.
Pero es ante todo, un brillante comerciante y negociar ha sido su ocupación principal.
Vende su grano y sus cerdos si es danés, su hierro y sus pieles si es sueco, su esteatita y
su madera si es noruego, su vadmál (un tipo de paño de lana muy resistente y especial)
y pescado seco si es islandés.
Las expediciones vikingas solían ser una especie de viajes de comercio, en el curso de
las cuales, podía suceder que las preocupaciones marciales prevalecieran sobre las
mercantiles. La primera preocupación que tenían era la de ganar riquezas y renombre y
a ese fin se destinaban las expediciones.
En definitiva, no hay un sector en el que el bondi no sea capaz de ejercitarse. Ni siquiera
en el ámbito artístico, pues se prestaban en la largas noches de invierno a todo tipo de
trabajos pequeños de orden decorativo u ornamental.
Entre esta clase social, es evidente que había distintos tipos. Las sagas hablan de
"storboendr", grandes bondis y "smaboendr" o pequeños bondis.
Los grandes son clasificados así porque pertenecen a una familia antigua y conocida, lo
que le confiere ciertas prerrogativas probablemente no inscritas en los textos, pero tanto
más evidentes cuanto que exigen menos comentarios. Están implantados en un lugar
ancestral, incluso inmemorial, lo que hace que con frecuencia se les designen con
relación a ellos y legitimam así sus derechos alodiales, que serán un precedente que
desatará grandes discordias, porque, sobre todo, son hombres ricos.
Sin ser absolutamente determinantes o decisivos, los valores materiales desempeñaban
en este mundo un papel incuestionable. Había que tener bienes para pagar un barco, por
ejemplo. Esto entrañaba gastos tan considerables que, con frecuencia, se asociaban para
este tipo de adquisición varios. Por vikingo entendemos aquel que manda y posee,
totalmente o en parte, un knörr o un langskip, y no podría ser en ningún caso, un
menesteroso. Que se vaya a recorrer los mares para adquirir riquezas, como dicen tantas
inscripciones rúnicas, no significa que se hable de un hombre pobre. Quizás no sea lo
bastante rico, o pretenda aumentar su fortuna para apuntalar su reputación, ganar
renombre, según los mismos testimonios.
Es entre estos grandes boendr, entre los que se escogieron los reyes y jefes. Es aquí
donde surge la clase gobernante, aunque no se ajusta a la idea que estamos
acostumbrados a hacernos de tal condición social.
El rey "konungr" o reyes, "konungar" eran escogidos o elegidos por los grandes boendr,
en el interior de algunas familias (kyn, de ahí deriva la palabra konungr), sin que se sepa
hoy día cuáles eran los criterios que decidían esta preferencia. Su consagración consistía
en hacerlos subir a una piedra sagrada, después, hacerlos recorrer un itinerario dado, que
ellos "santificaban" mediante su presencia y donde se hacían reconocer como tales por
los thing locales.