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Conviene señalar en primer lugar, que una inscripción rúnica bien ejecutada posee en sí un indiscutible valor artístico, dado que la mayor parte, o bien forman como una serpiente que se muerde la cola, o bien están dispuestas alrededor de motivos decorativos, incluso con representaciones de determinados hechos. Hay algunas especialmente logradas, como la de Ramsundsberget, donde se ilustra el episodio central del ciclo heroico de Sigurd, cuando mata al dragón Fafnir, o la de Altuna en Suecia, que representa, entre otros motivos, a Thor pescando la gran serpiente de Midgard. En el origen, estas inscripciones estaban sin duda pintadas o teñidas de ocre y hollín, lo que debía darles un aspecto hermoso. Las runas en nuevo futhark son precisamente aquellas que conocieron y utilizaron los vikingos. Grabarlas, leerlas, interpretarlas, no estaba ciertamente al alcance de cualquiera. Existieron lo que habría de denominarse "escuelas" de grabadores, fácilmente reconocibles y sucede muy a menudo, que al final de una inscripción, el grabador se da orgullosamente a conocer. Arquitectura ·Las Las Casas. Los vikingos de Escandinavia construían principalmente con madera, aunque la piedra y el tepe también se usaban en algunas zonas, particularmente en Noruega. No queda nada de las propias casas sobre el nivel de la tierra, y por lo tanto tenemos que fiarnos de la interpretación y reconstrucción de pruebas arqueológicas, recuperadas mediante la excavación, para hacernos una idea de los edificios en los cuales vivían los vikingos. Por ejemplo, las huellas de agujeros de postes en la tierra (que se distinguen del suelo circundante por diferencias de color y textura) permiten a los arqueólogos calcular la longitud y el plano de un edificio construido con madera. La forma básica del edificio era la misma en toda Escandinavia: rectangular, a veces con muros curvos y de longitud variable. Los edificios excavados en Saedding, en Dinamarca, tienen casi cincuenta metros de largo; en Borg, Lofoten, en Noruega, uno incluso llegaba a medir ochenta y tres metros de largo. La anchura, sin embargo, no solía medir más de cinco metros y dependía de las dimensiones de las vigas de madera que soportaban el techo. Éstas eran a su vez soportadas por dos filas de postes que recorrían la longitud del edificio y lo dividían longitudinalmente en tres secciones, que consistían en una nave central y dos naves laterales bastante más estrechas. Sin embargo, a veces los postes estaban encajados en los muros y éstos entonces soportaban los extremos de los pares del tejado. Esta última disposición proporcionaba un espacio interno ininterrumpido y predominaba hacia finales de la época vikinga. Las mansiones aristocráticas se habrían parecido probablemente a estos edificios rurales, sólo que habrían sido más amplias y más ricamente amuebladas. La longitud inmensa de la casa de Borg sugiere que fue la vivienda de un jefe. No se ha excavado ninguna mansión real con la posible excepción de los edificios en los fuertes reales del siglo X en Dinamarca.