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debía ser el caso normal en indoeuropeo, señalan el paso al pretérito y al participio pasado por una modificación de la vocal radical, mientras que otros forman pretérito y participio pasado añadiendo un sufijo que implica una dental. La evolución de estas lenguas continua hasta finales de la Edad Media, cuando se fija un poco la fisonomía que tienen actualmente. Pero hay un rasgo completamente notable y absolutamente excepcional y es que, habiéndose fijado el islandés antiguo siempre en el mismo lugar, por razones geográficas e históricas, a partir del siglo XIII, no ha evolucionado en absoluto desde hace un milenio, si no es en la pronunciación. Los islandeses de hoy tienen una lengua que era la de los vikingos. En cuanto a las runas, por el tenor de las inscripciones, si bien es evidente que, al pertenecer el conocimiento de esos signos en primer lugar a una elite, las formulaciones son muy a menudo de carácter esotérico, el conjunto no deja de decepcionar: marcas de posesión, fórmulas conmemorativas, etc. Sin duda no conviene tomar al pie de la letra las declaraciones del "Altísimo" (Odín) en el Hávamál de la Edda Poética. Es un texto demasiado compuesto y demasiado atiborrado de influencias diversas para que podamos confiar en él, sobre todo en sus partes más o menos oscuras. Odín nos explica allí cómo adquiere, por ahorcamiento sagrado, el saber supremo. Después da un catálogo de las operaciones que hay que ejecutar para ser un buen conocedor de las runas. En otro texto de la misma compilación, en el Rigsthula, el conocimiento de las runas se presenta claramente como patrimonio de los nobles. El rasgo apasionante es que hacia el comienzo de la era vikinga (y esta conjunción no puede despreciarse en ningún caso) este alfabeto de veinticuatro signos se simplifica radicalmente, de un solo golpe, en toda Escandinavia (el resto de Germania, convertido al cristianismo mucho antes que el Norte y en contacto directo con el mundo latino, había adoptado la escritura latina desde hacía tiempo) para pasar dieciséis signos, mientras que la fonética del nórdico antiguo, a causa de fenómenos como la metafonía, se enriquece con algunos fonemas nuevos. En otras palabras, en el momento que hubiera sido bueno ampliar el alfabeto para hacer frente a las nuevas necesidades de la lengua, se lo simplifica en un tercio. Tal como son, estas inscripciones nos iluminan a veces las prácticas religiosas paganas de esos hombres. Algunos invocan a Thor o a Sigurd, matador de Fafnir; otras se valen expresamente de ritos mágicos (así un sacerdote cristiano en Urnes, Noruega, escondió bajo el suelo de la iglesia una plancha grabada con la inscripción "Arni el sacerdote quiere poseer a Inga"), o bien en Gorlev, Dinamarca, una inscripción en memoria de un cierto Odinskar termina con el deseo: "Disfruta de tu tumba", es decir, "sé feliz en tu nuevo estado de muerto y no regreses al mundo de los vivos", una fórmula de conjuro por consiguiente. En otras partes se pretende ensalzar a la familia del desaparecido. También hay detalles de legislación o de administración, marcas de propiedad, como por ejemplo, la fijación de los límites de tierras. Se dispone de un cuerpo impresionante de inscripciones rúnicas, en piedra sobre todo, que tratan de casi todos los temas posibles, en fórmulas lacónicas, a partir, en general, de intenciones conmemorativas de un desaparecido. Su estudio ha sido realizado con cuidado y son los únicos escritos de los vikingos en su época.