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terrible serpiente Iörmungandr si se aventuraban a ir más lejos; Thor siguió remando persistentemente, hasta que pensó que se encontraban justamente encima del monstruo. Poniendo como cebo la cabeza del buey, Thor trató de pescar a Iörmungandr; mientras tanto, el gigante logró pescar dos ballenas, que le parecieron suficientes para una comida matinal. Por tanto, estaba a punto de proponer que regresaran cuando Thor sintió súbitamente un tirón y comenzó a tirar tan fuerte como pudo, ya que sabía, por la resistencia de su presa y la terrible tormenta creada por sus frenéticos contoneos, que había atrapado a la serpiente de Midgard. En sus esfuerzos para obligar a la serpiente a que saliera a la superficie, Thor apretó su pie tan bruscamente contra el fondo del barco, que lo atravesó y fue a parar al fondo del mar. Tras una lucha indescriptible, la terrible cabeza venenosa del monstruo apareció y Thor, asiendo su martillo, se dispuso a aniquilarla, cuando el gigante, aterrorizado ante la proximidad de Iörmungandr y temiendo que el barco se hundiera y se convirtiera él en la presa del monstruo, cortó el sedal, permitiendo así que la serpiente cayera como una piedra hasta el fondo del mar. Furioso con Hymir por su inoportuna interferencia, Thor le asestó un golpe con su martillo que lo lanzó al mar; pero Hymir, impávido, nadó hasta tierra y se reunió con el dios cuando éste regresó a la costa. Hymir tomó entonces ambas ballenas, sus trofeos del mar, y se las echó a la espalda para llevárselas a casa, y Thor, deseoso de demostrar su fuerza, cargó con el bote, los remos y los aparejos y le siguió. Tras el desayuno, Hymir retó a Thor a que demostrara su fuerza rompiendo su vaso; pero aunque el dios del trueno lo arrojó con tremenda fuerza contra los pilares de piedra y las paredes, permaneció intacto y ni siquiera se rajó. Sin embargo, obedeciendo un consejo que la madre de Tyr le susurró, Thor arrojó súbitamente el vaso contra la frente del gigante, la única sustancia más dura que él, tras lo cual cayó hecho añicos al suelo. Hymir, habiendo comprobado así el poder de Thor, le dijo que podía llevarse la olla que los dos dioses habían venido buscando, pero Tyr trató de levantarla en vano, y Thor pudo levantarla del suelo, sólo después de haberse ceñido su cinturón con fuerza hasta el último agujero. El tirón con el que finalmente levantó la olla causó grandes daños en la casa del gigante y su pie atravesó el suelo. Mientras Tyr y Thor partían, este último con el enorme recipiente sobre su cabeza como si se tratase de un sombrero, Hymir convocó a sus hermanos gigantes de hielo y les propuso perseguir y matar a su empedernido enemigo. Volviéndose, Thor se dio cuenta enseguida de su persecución, y arrojando a Mjöllnir repetidamente contra los gigantes, los mató a todos antes de que pudieran alcanzarles. Tyr y Thor reanudaron entonces su viaje de regreso hasta Egir, llevando consigo la olla en la que él fabricaría cerveza para el festín de la cosecha. La explicación física de este mito es, por supuesto, una tormenta de truenos (Thor), en conflicto con la furia del mar (la serpiente) y la rotura del hielo polar (la copa y el suelo de Hymir) por el calor del verano. Los dioses se ataviaron entonces con ropas festivas y se dirigieron alegremente hasta el festín de Egir, y desde entonces se solía celebrar la cosecha en sus cuevas de coral.