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En 1004, Thorvald, hermano de Leif, efectuó el segundo viaje a Vinland con una
tripulación de treinta hombres. Encontró el lugar ya visitado por Leif y pasaron allí el
invierno, alimentándose de los peces que pescaban. Thorvald decidió que, mientras los
demás preparaban la nave, un pequeño grupo partiría en la canoa hacia el oeste,
siguiendo la costa, con objeto de explorar la región durante los meses de verano.
El país les gustó, con sus bosques, sus numerosas islas y sus playas arenosas. Cuando el
grupo regresó en otoño, sus componentes contaron que habían encontrado una cabaña
abandonada, prueba de la presencia humana. Invernaron por segunda vez en la isla.
Al verano siguiente, Thorval embarcó para explorar las costas del este y del norte.
Mientras rodeaba un cabo con mar agitada, la quilla de su barco se rompió y tuvieron
que detenerse para una larga reparación. Poco después de volver al mar, llegaron a la
desembocadura de dos fiordos. Subieron al promontorio arbolado que los separaba,
encontraron el lugar magnífico y Thorvald dijo a sus compañeros que era allí donde le
gustaría construir su casa.
Cuando volvían al barco, vieron tres bultos sobre la playa. Al acercarse comprobaron
que se trataba de tres canoas cubiertas de piel, bajo las cuales se ocultaban nueve
hombres. Les atacaron y mataron a ocho, pero el noveno logró escapar y dar la alerta.
Los vikingos subieron de nuevo al promontorio y, observando con más atención,
descubrieron río arriba del fiordo otros muchos bultos. A la noche siguiente, los
extraños atacaron violentamente el barco. Después de que los vikingos les rechazaron,
Thorvald preguntó a sus hombres si había entre ellos algún herido. Todos estaban sanos.
Thorvald les dijo: "Tengo un herida en la axila. Un flecha voló entre la borda y mi
escudo y se detuvo bajo mi brazo. He aquí la flecha que me llevará a la muerte. Os
aconsejo que regreséis a las Casas de Leif tan pronto como podáis. Pero antes quiero
que carguéis con mi cuerpo hasta el promontorio donde tanto me hubiera gustado vivir
[...] Enterradme allí, hincad cruces sobre mi cabeza y a mis pies..." (Saga de los
Groenlandeses).
Sus hombres cumplieron su voluntad y se embarcaron para ir a pasar un tercer invierno
en las Casas de Leif. A la primavera siguiente, cargaron el navío de madera y de uvas y
regresaron a Groenlandia. Contaron a Leif todo lo que había ocurrido, sin olvidar el
encuentro con los "skraelingar" (los indígenas con quienes se enfrentaron los vikingos
en Vinland eran indios; los de Groenlandia, esquimales. El sentido de la palabra
skraelingar, empleada en las sagas para desginar tanto a unos como a otros, es oscuro,
pues cuenta con una connotación despectiva, como los canallas o los miserables).
En 1007, Thorstein, el tercer hijo de Erik el Rojo, zarpó hacia Vinland con Gudrid, su
mujer, y una tripulación de veinticinco hombres. Se proponía recoger el cadáver de su
hermano, pero no pudo hacerlo debido a los vientos y las corrientes, que empujaron su
barco hacia las costas groenlandesas.
Hacia 1020, Thorfinn Karlsefni, rico mercader y armador islandés, visitó Groenlandia,
durante el invierno en que Erik el Rojo le ofreció su hospitalidad en la granja de
Brattahlid, se habó mucho de Vinland, donde había excelentes tierras. Karlsefni decidió
organizar una expedición para establecer una colonia permanente en la nueva tierra.
Otros dos islandeses, Bjarni Grimolfsson y Thorhall Gramlason, aceptaron unirse a la