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de trampas y peligros invisibles, Hermod alcanzó ileso la morada del mago y, cuando éste le atacó, fue capaz de manejarlo con facilidad, tras lo cual lo ató de pies y manos, declarando que no lo liberaría hasta que le hubiese dicho todo lo que deseaba saber. Rossthiof, viendo que no había posibilidad de escapatoria, cedió a los deseos de su apresador y, tras ser liberado, comenzó a murmurar encantamientos, a cuyo solo sonido el Sol se escondió tras las nubes, la tierra tembló y se estremeció y los vientos de tormenta aullaron como una manada de lobos hambrientos. Apuntando al horizonte, el mago le ordenó a Hermod que mirara y el veloz dios pudo divisar en la distancia una gran corriente de sangre enrojeciendo el suelo. Mientras contemplaba perplejo esta corriente, una hermosa mujer apareció de repente y un momento más tarde un niño a su lado. Para asombro del dios, este niño creció con una rapidez tan maravillosa que pronto alcanzó la edad adulta, tras lo cual Hermod se percató de que blandía furiosamente un arco y flechas. Rossthiof comenzó entonces a explicar las profecías que sus conjuros habían evocado y declaró que el río de sangre presagiaba el asesinato de uno de los hijos de Odín, pero que, si el padre de los dioses cortejaba y se ganaba a Rinda, en la tierra de los Ruthenes (Rusia), ella le daría un hijo que alcanzaría la edad adulta en unas pocas horas y vengaría la muerte de su hermano. Hermod escuchó atentamente las palabras de Rossthiof y, tras regresar a Asgard, informó a Odín de todo lo que le había visto y oído, cuyos temores se vieron confirmados y de este modo, averiguó que estaba condenado a perder un hijo en una muerte violenta. Se consoló, sin embargo, con la idea de que otro de sus descendientes vengaría el crimen y por tanto obtendría la satisfacción que un verdadero nórdico siempre requiere, al conseguir la venganza de la sangre por la sangre. Y la profecía se acabó cumpliendo, tal como vaticinó el mago finlandés, pues el hijo de Odín que sería asesinado era Balder y aquel que lo habría de vengar, sería Vali. ·Forseti, Forseti, Dios de la Justicia y de la Verdad. Hijo de Balder, dios de la luz y de Nanna, diosa de la pureza inmaculada, Forseti era el más sabio, el más elocuente y el más gentil de entre los dioses. Cuando su presencia en Asgard se hizo conocida, los dioses le concedieron un asiento en la sala de consejos, decretando que sería el patrono de la justicia y la rectitud, y le entregaron como residencia el radiante palacio de Glitnir. Esta residencia tenía un techo de plata, se sostenía sobre pilares de oro y brillaba con tal resplandor que podía ser divisado desde una gran distancia. Glitnir es el décimo; se sostiene sobre oro y está cubierto de plata. Allí mora Forseti a través de los tiempos y todas las disputas disipa.