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El aparente águila, que era el gigante de la tormenta Thiazi, accedió finalmente a liberar
a Loki con una condición. Le hizo prometer por el más solemne juramento que sacaría a
Idun hasta el exterior de Asgard, para que Thiazi pudiera hacerse con la posesión de ella
y de su fruta mágica.
Finalmente liberado, Loki regresó a Odín y Hoenir, a los cuales, sin embargo, se cuidó
mucho de no confiarles la condición con al que había obtenido su libertad. Una vez
estuvieron de regreso a Asgard, comenzó un plan con el que pudiera inducir a Idun a
salir al exterior de la morada de los dioses. Unos pocos días después, estando Bragi
ausente en uno de sus viajes de juglar, Loki buscó a Idun en las arboledas de Brunnaker,
donde ella había construido su residencia y tras describirle astutamente las manzanas
que crecían a corta distancia, las cuales había declarado con mendacidad que eran
exactamente iguales a las de ella, la indujo a dejar Asgard con un plato de cristal lleno d
fruta, que pretendía comparar a las que él había ensalzado. Sin embargo, tan pronto
salió Idun de Asgard, el embustero Loki la abandonó y antes de que pudiera regresar al
refugio de la morada celestial, el gigante Thiazi descendió rápidamente desde el Norte
sobre sus alas de águila y, tras cogerla con sus crueles garras, la transportó velozmente
hasta su árido y desolado hogar en Thrymheim.
Aislada de sus amados compañeros, Idun languideció y se tornó triste y pálida, aunque
siguió rehusando persistentemente permitirle a Thiazi el más mínimo bocado de su fruta
mágica, la cual, como él bien sabía, le daría la belleza y renovaría su juventud y su
fuerza.
El tiempo pasó. Los dioses, pensando que Idun se encontraba en compañía de su esposo
y que pronto regresaría, no prestaron atención al principio a su ausencia, pero poco a
poco fueron desapareciendo los efectos benéficos del último banquete de manzanas.
Comenzaron a notar el paso del tiempo y a ver cómo su juventud y su belleza
desaparecían. Consecuentemente alarmados, comenzaron la búsqueda de la diosa
desaparecida.
Investigaciones concluyentes revelaron que había sido vista por última vez en compañía
de Loki y cuando Odín le ordenó severamente que se explicara, se vio obligado a
admitir que la había entregado traicioneramente al poder del gigante de la tormenta.
El Regreso de Idun.
La actitud de los dioses se volvió muy amenazadora y a Loki le resultó obvio que si no
ideaba los medios de recuperar a la diosa, y pronto, su vida correría un considerable
peligro.
Consecuentemente, aseguró a los indignados dioses que no escatimaría esfuerzos para
asegurar la liberación de Idun y, tomando prestado el plumaje del halcón de Freya, voló
hasta Thrymheim, donde se encontró a Idun sola, lamentando tristemente su exilio de
Asgard y de su amado Bragi. Transformando a la diosa en una nuez, según algunas
versiones o, según relatan otros, en una golondrina, Loki la sostuvo fuertemente entre
sus garras y entones emprendió rápidamente el camino de regreso a Asgard, esperando
alcanzar el refugio de sus altas murallas antes de que Thiazi regresara de al excursión de
pesca en los mares del Norte al a que se había ido.