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tales chorros, que se terminó creando un río llamado Von. El lobo estaba destinado a
permanecer atado de esa manera hasta el último día, momento en el que reventaría sus
ataduras y se liberaría para vengar sus agravios.
Mientras que algunos mitólogos ven en este mito un emblema del crimen refrenado y
convertido en algo inofensivo por el poder de la ley, otros ven el fuego subterráneo, que
guardado en sus confines no puede dañar a nadie, pero una vez liberado llena el mundo
con destrucción y dolor. Al igual que se decía que el ojo de Odín descansaba en el
manantial de Mimir, la segunda mano de Tyr (su espada) se encontraba en las fauces de
Fenris. Él no tiene más necesidad de dos armas que el cielo lo tiene de dos soles.
El culto a Tyr se conmemoraba en diversos lugares como en Tübingen, Alemania, que
tenían versiones más o menos modificadas en su nombre. El nombre también se la ha
dado a la acónita, una planta conocida en los países nórdicos como el timón de Tyr.
·Bragi,
Bragi, el Origen de la Poesía.
En los tiempos de la guerra entre los Ases y los Vanes, cuando la paz se hubo decretado,
un jarrón se trajo a la asamblea, dentro del cual escupieron solemnemente ambos
bandos. De esta saliva, los dioses crearon a Kvasir, un ser célebre por su sabiduría y
bondad, que recorría el mundo respondiendo a todas las preguntas que se le formulaban,
instruyendo y beneficiando de esta manera a la humanidad. Los enanos, habiendo oído
de la gran sabiduría de Kvasir, lo codiciaron y, encontrándolo dormido un día, dos de
ellos, Fialar y Galar, le mataron a traición y derramaron hasta la última gota de su
sangre en tres recipientes: el hervidor Odhroeir (inspiración) y los cuencos Son
(expiación) y Boden (ofrenda). Tras mezclar debidamente esta sangre con miel, crearon
un tipo de bebida tan inspiradora, que cualquiera que la probase se convertiría
inmediatamente en un poeta, pudiendo cantar con un encanto que le haría ganarse con
certeza todos los corazones.
Sin embargo, aunque los enanos elaboraron este maravilloso aguamiel para su propio
consumo, ni siquiera lo probaron, sino que lo escondieron en un lugar secreto, mientras
partieron en busca de más aventuras. No habían avanzado mucho cuando se encontraron
al gigante Gilling también dormido, echado sobre una orilla húmeda y maliciosamente
le llevaron rodando hasta el agua, donde pereció. Después, corriendo hasta su morada,
algunos escalaron hasta el tejado, transportando una enorme piedra de molino, mientras
que otros, tras entrar, le comunicaron a la giganta que su marido estaba muerto. Tales
noticias provocaron en la pobre criatura un gran dolor y salió corriendo al exterior para
ver los restos de su esposo. Mientras atravesaba la puerta, los retorcidos enanos dejaron
caer la piedra de molino sobre su cabeza, matándola. Según otra versión, lo enanos
invitaron al gigante para irse a pescar con ellos y lograron matarle enviándole en una
barca que hacía aguas, la cual se hundió bajo su peso.
Este doble crimen no permaneció impune por mucho tiempo, pues el hermano de
Gilling, Suttung, partió rápidamente en búsqueda de los enanos, decidido a vengarle.
Agarrándoles con sus poderosas manos, el gigante los llevó hasta un bajío muy dentro
del mar, donde seguramente hubieran perecido a la siguiente marea alta de no haber
tenido éxito en redimir sus vidas al prometerle al gigante que le entregarían el aguamiel