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Cuando deseaba unirse a sus compañeros los dioses en el manantial Urdar, bajo la
sombra del árbol sagrado Yggdrasil, se veía forzado a llegar hasta allí a pie, vadeando
los ríos Kormt y Ormt, y los dos arroyos Kerlaug, hasta llegar al lugar de la cita.
Thor, que era venerado como el dios más importante en Noruega, fue el segundo en la
triología del resto de las naciones y fue llamado "viejo Thor", pues se suponía, según
algunos mitólogos, que pertenecía a una antigua dinastía de dioses, sin tener en cuenta
su edad actual, pues era representado y descrito como un hombre en su plenitud, alto y
bien formado, con miembros musculosos y cabellos y barba rojos y erizados, de los
cuales, en momentos de rabia, saltaban chispas.
Las razas nórdicas le engalanaron posteriormente con una corona, en cada una de cuyas
puntas se encontraba o bien una estrella resplandeciente, o bien una llama ardiendo
constantemente, por lo que su cabeza se encontraba siempre rodeada de una especie de
halo de fuego, su propio elemento.
El Martillo de Thor.
Thor era el orgulloso propietario de un martillo mágico llamado Mjöllnir (el aplastador),
que arrojaba a sus enemigos, los gigantes de hielo, con poder destructivo, y que poseía
la maravillosa propiedad de regresar siempre a su mano, sin importar lo lejos que lo
hubiese lanzado.
Ya que este enorme martillo, emblema de los truenos, estaba por lo general
incandescente, el dios poseía un guantelete de hierro llamado Iarngreiper, que le
permitía agarrarlo firmemente. Él era capaz de arrojar a Mjöllnir hasta una gran
distancia y su fuerza, que siempre era formidable, se multiplicaba por dos cuando se
ponía su cinturón mágico, llamado Megingjörd.
El martillo de Thor era considerado tan sagrado pro la antigua gente del Norte que ellos
solían hacer la señal del martillo, al igual que los cristianos les enseñaron
posteriormente a hacer la de la cruz, para ahuyentar las influencias malignas y
asegurarse las bendiciones. La misma se hacía sobre el bebé recién nacido, cuando se le
vertía el agua sobre su cabeza y se le daba un nombre. El martillo se usaba para clavar
estacas limitadoras, constituyendo un sacrilegio el arrancarlas. Para santificar el umbral
de una nueva casa, para solemnizar un matrimonio y, finalmente, jugaba un papel
importante en la consagración de la pira funeraria sobre la que los cuerpos de los héroes,
junto a sus armas y corceles y, en algunos casos, junto a sus esposas y sirvientes, eran
quemadas.
En Suecia, Thor, como Odin, vestía supuestamente un sombrero de ala ancha, por lo
que a las nubes de tormenta en ese país se conocen como el sombrero de Thor, un
nombre que también se le dio a una de las principales montañas de Noruega. Se decía
que el retumbar y el estruendo del trueno se debía al paso de su carro, pues entre los
dioses sólo él no iba nunca a caballo, sino que caminaba o conducía un carro de bronce
tirado por dos chivos, Tanngniostr (agrietador de dientes) y Tanngrisnr (rechinador de
dientes), de cuyos dientes y cascos saltaban constantemente las chispas.