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Ya que los nórdicos que se asentaron en Islandia, a través de quienes ha llegado hasta
nosotros la más completa exposición de fe odínica, en los Eddas y las Sagas, no fueron
convertidos definitivamente hasta el siglo XI, aunque habían tenido contacto con los
cristianos durante sus incursiones vikingas casi seis siglos antes, es muy probable que
los escaldos nórdicos recogieran alguna idea de las doctrinas cristianas y que este
conocimiento les influyera en cierta medida y diera color a sus descripciones del fin del
mundo y la regeneración de la tierra. Quizá fue este vago conocimiento, el que les
indujo también a añadir al Edda un verso, que se ha supuesto generalmente que era una
interpolación, proclamando que otro dios, demasiado poderoso para ser nombrado, se
alzaría para gobernar sobre Gimli. Desde su asiento celestial juzgaría a la humanidad y
separaría el mal del bien. El primero sería desterrado a los horrores de Nastrond,
mientras que el bien sería transportado hasta las bienaventuradas salas de Gimli el bello.
Existían otras dos mansiones, una reservada para los enanos y la otra para los gigantes,
pero ya que estas criaturas no tenían libertad de voluntad y ejecutaban ciegamente los
decretos del destino, no fueron consideradas responsables de ningún daño que hubieran
causado, y por tanto no eran consideradas merecedoras de ser castigadas.
Se decía que los enanos gobernados por Sindri, ocupaban un palacio en las montañas
Nida, donde bebían resplandeciente aguamiel, mientras que los gigantes establecieron
su residencia en el palacio Brimer, situado en la región Okolnur (no fría), pues el poder
del frío había sido completamente aniquilado y ya no existía más hielo.
·Odín.
Odín.
Odín, Wottan o Woden, era el más alto y más sagrado de los dioses de las razas
nórdicas. Él era el espíritu omnipresente del universo, la personificación del aire, el dios
de la sabiduría y la victoria universal, y el líder y protector de príncipes y héroes. Ya
que se suponía que todos los dioses eran descendientes suyos, se le apellidó Alfather
(padre de todo) y entre los más ancianos y principales de ellos, él ocupaba el asiento
más elevado en Asgard. Conocido como Hlidskialf, este asiento no era sólo un trono
elevado, sino también una torre de vigía, desde la cual él podía observar todo el mundo
y ver de un solo vistazo todo lo que sucedía entre los dioses, gigantes, elfos, enanos y
hombres.
Nadie, excepto Odín y su esposa y reina Frigg, tenían el privilegio de poder usar este
asiento y cuando lo ocupaban solían mirar hacia el Sur y el Oeste, el objeto de todas las
esperanzas y excursiones de las naciones del Norte. Odín era representado
generalmente, como un hombre alto y vigoroso, de alrededor de cincuenta años y o bien
con cabellos rizados y oscuros, o bien con una larga barba gris y cabeza calva. Estaba
ataviado con vestiduras grises, con una capucha azul y su cuerpo musculoso estaba
envuelto con un amplio manto azul salpicado de gris, un emblema del cielo con sus
nubes. En su mano, Odín portaba generalmente la infalible lanza Gungnir, la cual era
tan sagrada que un juramento realizado sobre su punta nunca podría ser roto y en su
dedo o brazo llevaba el maravilloso anillo Draupnir, el emblema de la fertilidad, cuya
belleza no tenía comparación. Cuando se sentaba sobre su trono, o se encontraba
pertrechado para la batalla, en cuyo caso descendía hasta la Tierra para participar en
ella, Odín llevaba su casco de águila. Sin embargo, cuando deambulaba tranquilamente