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El clima y el escenario de las tierras en las que los nórdicos habitaban tuvo una gran
influencia en la configuración de sus primeras ideas religiosas, al igual que en la
disposición de su modo de vida. La mitología del Norte es grandiosa y trágica a un
tiempo. Su tema principal es la lucha perpetua que existe entre las fuerzas de la
Naturaleza beneficiosas contra las dañinas y, por tanto, no es de carácter elegante e
idílico, como otras mitologías europeas.
Era natural que los peligros que conllevaban la caza y la pesca bajo los cielos nublados
y el sufrimiento impuesto por los largos y fríos inviernos cuando el sol nunca brilla,
hicieron a nuestros antepasados nórdicos a contemplar el frío y el hielo como espíritus
malignos. Con igual razón, invocaban con especial fervor las influencias benignas del
calor y la luz.
Con respecto a la religión, la mayoría de los pueblos meditan sobre el pasado lejano y el
distante futuro: cómo empezó este mundo y qué había antes, cuáles son los límites del
mundo y cómo están situados, cómo se creó al hombre, rara vez el por qué, cómo
llegará el mundo a su fin y qué es lo que pasará después. Tales reflexiones son una
potente fuente de mitos y también es así en el caso de los nórdicos.
Nuestros conocimientos sobre su religión dependen de tres fuentes principales. La
primera de ellas es la Edda Poética, un grupo de textos más o menos relacionados, unos
poemas de longitud media o corta. El núcleo de esta colección llena un manuscrito
llamado Codex Regius (el Manuscrito Real). Contiene veintinueve poemas, once de
ellos sobre temas mitológicos y dieciséis, junto con dos fragmentos, sobre héroes y
heroínas de la antigüedad germánica.
Los poemas éddicos están más o menos estructurados en estrofas con un grado limitado
de variantes métricas, por lo cual posee una apariencia muy homogénea. Algunos son
narrativos, otros son poemas de pregunta y respuesta, diálogos entre seres
sobrenaturales que sirven para dar información mítica. De vez en cuando hay una serie
de estrofas que contienen sabiduría o proverbios atribuidos a una de las divinidades.
Está el caso del poema llamado Hávamál (el Discurso del Altísimo). Es una obra
compleja, compuesta por secuencias de estrofas individuales que fueron reunidas bajo
un único encabezamiento de una fecha temprana. Incorpora temas de gran antigüedad,
probablemente de la Era Vikinga. Cuenta algo de la visión nórdica del mundo. Gran
parte del poema está escrito en forma de proverbios, útiles consejos, pero algo
pragmáticos, de cómo dirigir la vida. Se habla de la amistad, de sus obligaciones y
beneficios, de los deberes de la hospitalidad, de la importancia de la prudencia en todo
momento, de la necesidad de estar bien considerado por los demás, etc. Hay, en este
poema, material mágico, cantos y hechizos y una secuencia narrativa de los
acontecimientos.
La Edda en Prosa, compuesta por el escritor islandés Snorri Sturluson, es la segunda
gran fuente de material mitológico escandinavo. El libro se distribuye en cuatro
secciones: un prólogo; Gylfaginning (La Alucinación de Gylf); Skáldskaparmál (la
Dicción de los Poetas) y el Háttatal (Recuento de Estrofas).
Finalmente, la tercena fuente que nos ayuda a recomponer la religión nórdica son los
poemas escáldicos, con sus intrincadas composiciones y metáforas que aluden casi