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153 El octavo sé, ese que siempre útil será que se aprenda: odio que surja entre hijos de jefe, yo pronto cortarlo puedo. 154 El noveno sé, si mi barco peligra y lo he de salvar en la mar: yo el viento detengo que azota las olas y toda la mar sosiego. 155 El décimo sé, si brujas veo que arriba están por los aires: de manera que yo hago que locas huyen y no dan con sus cuerpos y no dan con sus mentes. 156 El undécimo sé, si a la guerra llevo a mi tropa de viejos amigos: tras mi escudo les canto y ellos con fuerza bien en la lucha entran, bien de la lucha salen, bien me regresan de ella. 157 El duodécimo sé, si veo al ahorcado que arriba en el árbol se mece: de manera yo grabo y las runas tiño que el muerto se anima y me tiene que hablar. 158 El decimotercero sé, si al nuevo guerrero echarle las aguas debo (bautismo pagano): no caerá él si a la guerra fuere, lo respetan a él las espadas. 159 El decimocuarto sé, si yo entre los hombres decir de los dioses debo: de los ases y elfos yo doy toda cuenta. ¡No hace otro tanto el necio! 160 El decimoquinto sé, que el enano Tiodrorir a las puertas de Delling cantó: con la fuerza de los ases, con la gloria de los elfos, lo cantó a Hroptatyr (Odín) con la ciencia. 161 El decimosexto sé, si cauta mozuela quiero que gusto me de: su mente y su amor para mí se los vuelvo a la niña de blancos brazos.