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flechas. Las descripciones en tallas contemporáneas, como las piedras decoradas conmemorativas encontradas en Gotland, nos dan una idea del aspecto de esos guerreros vestidos para la batalla con casco y cota de malla y totalmente armados. Podemos aprender mucho más de las tumbas en los países escandinavos, muchas de las cuales contienen el equipo de los combatientes, que enterraron con ellos. La espada era la mejor de todas las armas, muy apreciada por su poder combatiente y como símbolo de posición social: cuanto más alto era el rango del guerrero, más magnífica era su espada. La empuñadura estaba a menudo ricamente adornada, pero aunque una empuñadura muy elaborada denotaba un dueño poderoso, era la hoja de la espada la parte más importante del arma, porque de ésta dependía la vida de su poseedor. Las hojas de dos filos, con un largo de setenta a ochenta centímetros, eran ligeras y flexibles, fuertes y afiladas. Algunas eran importadas del imperio franco, pero sus empuñaduras se hacían y se montaban en Escandinavia, adornándose a menudo con los estilos artísticos predilectos de los vikingos. La espadería franca más famosa era la de Ulfberth, cuyo nombre figura en muchas hojas de espada. Las hojas de fabricación escandinava no eran inferiores a los ejemplares importados más exóticos. También se hacían empleando un método conocido como "soldadura modelo" por el que largos flejes de hierro de composición ligeramente diferente se soldaban juntos formando un núcleo y un filo hecho con un acero más duro y afilado se soldaba a los lados. Luego se pulía la hoja y una ranura longitudinal, conocida como abatanador, se afilaba por todo el largo. El propósito del abatanador era aligerar la hoja sin reducir su fuerza y aumentar su flexibilidad. Después de mil años bajo tierra, casi todas las hojas de las espadas que se han recuperado están ahora muy corroídas, pero algunas de ellas todavía tienen hermosos dibujos en su superficie. Las espadas se llevaban en vainas hechas con tiras de madera cubiertas con cuero y forradas con lana. La lanolina de la lana habría servido para preservar la hoja del deslustre y la oxidación. Las espadas más espléndidas se guardaban en magníficas vainas adornadas con monturas de bronce o doradas alrededor de la boca y en la punta (la contera). Se han encontrado monturas de vaina en muchas tumbas, aunque los materiales orgánicos de la vaina misma normalmente han desaparecido. Las espadas de doble filo se usaban para dar un tajo al enemigo, causando sin duda lesiones terribles. Los huesos mutilados de esqueletos desenterrados en Hedeby y otras partes dan una idea de la clase de heridas causadas. Los cuchillos de combate cortos, de un solo filo, estaban concebidos para clavarse en el oponente cuando se entablaba un combate cuerpo a cuerpo y los guerreros vikingos llevaban a veces espada y cuchillo. El arma ofensiva más eficaz de todas era la lanza, con su hoja de hierro delgada y afilada de hasta cincuenta centímetros de largo, sujetada a un asta de madera por medio de una arandela. Algunas lanzas, lo mismo que las espadas de mejor calidad, tuvieron que ser armas de categoría. Sus hojas eran de soldadura de modelo, con filos y punta afilados y las arandelas estaban damasquinadas con plata o bronce. La mayoría de las lanzas que se han encontrado en tumbas, sin embargo, son más sencillas y no están adornadas, pero no obstante son muy eficaces. Aunque el hacha de combate se asocia popularmente con los vikingos, en conjunto parece haber sido menos preferida como arma que la espada y la lanza. Se han encontrado menos y casi todas ellas en Escandinavia occidental. Estaban hechas de un modo bastante sencillo: un filo cortante se soldaba a un bloque de hierro y el extremo se