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encajaba a un mango de madera y se sujetaba firmemente. La mayoría de las hachas de combate no estaban adornadas y no se distinguen de las hachas de trabajo; se supone que son hachas de combate por el hecho de que han sido encontradas en tumbas junto con otras armas. Unos pocos ejemplares son mucho más espléndidos y tuvieron que ser hechos para ceremonias o exhibiciones. La mejor, con mucho, es el hacha de la tumba real o aristocrática de Mammen, en Jutlandia. Está damasquinada con plata según los primorosos modelos que dan su nombre al estilo artístico de Mammen y es difícil imaginarse que haya sido alguna vez usada en la batalla; fue probablemente un símbolo de riqueza, posición social y poder. Los arcos y flechas también se usaban en la guerra, pero probablemente más en la caza. Aún sobreviven un gran número de puntas de flecha de hierro y varias formas diferentes aunque sus astas de madera normalmente han desaparecido. Los arcos de madera son más raros, ya que, estando hechos de madera, generalmente se han descompuesto totalmente, pero se ha encontrado uno entero en un terreno anegado en Hedeby. Mide noventa y dos centímetros de largo y está hecho de tejo, una madera muy flexible que se usaba para hacer arcos en la Edad Media. Los vikingos se defendían en la batalla con escudos redondos que les protegían el cuerpo desde el hombro hasta el muslo. Estaban hechos de madera, a menudo de lima, cubierta con cuero. Éste podía luego adornarse con monturas de metal y símbolos y a veces se pintaba con colores vivos. El canto de cada escudo se reforzaba con una tira de hierro y había una protuberancia de hierro en el dentro para proteger la mano que lo llevaba. Se ha conservado poco de la madera de los escudos, pero se puede calcular su tamaño y el tipo de adorno que tenían, por los accesorios de metal que han quedado. Los escudos encontrados en la nave funeraria de Gokstad tiene un metro de diámetro y ése era probablemente el tamaño normal. Otros medios de protección eran el casco y la armadura que llevaban algunos vikingos. Sin embargo, se encuentran raras veces en las tumbas o en otros emplazamientos arqueológicos que parece poco probable que se llevaran normalmente y seguramente eran prerrogativa de los más altos rangos de la sociedad. El único casco de la edad vikinga que se ha conservado se encontró en una tumba de Gjermundbu, en Noruega. Está claro que un gran hombre fue enterrado allí, pues además de un casco tenía una cota de malla y una hermosa espada con una empuñadura damasquinada con plata y cobre. Tanto el casco como la cota de malla se encontraban en una condición fragmentaria cuando fueron descubiertos, pero el caso ha sido reconstruido y está ahora en el museo de Oldsaksamling en Oslo. El casco de hierro es abovedado con un penacho central y una especie de visera para proteger la nariz y los pómulos. Un poco de cota de malla cuelga por detrás para proteger el cuello. El resto de la cota de malla tenía probablemente la forma de una túnica corta que se llevaba sobre un jubón acolchado o de cuero para proporcionar una protección adicional. Se conocen otros cascos sólo a través de ilustraciones pictóricas. Los cascos de los guerreros representados en las piedras decoradas de Gotland con invariablemente cónicos y tienen una protección nasal. Una estatuilla de Sigtuna, en Suecia, tallada en cornamenta de alce, también lleva un casco cónico con una protección nasal, que está adornada con un motivo de anillos y puntos. Resulta imposible decir si esos cascos estaban hechos de hierro como el modelo de Gjermundbu; podían haber sido de un material menos fuerte, como el cuero. No obstante, sabemos con certeza que ninguno de ellos llevó cuernos.