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A mediados del siglo IX, la fama e importancia de Ribe tuvo que haber aumentado lo
suficiente como para persuadir a Ansgar a que hiciera el viaje para visitarla. En aquel
entonces, un foso que rodeaba una zona de casi doce hectáreas parece haber marcado el
límite de la ciudad. Era demasiado estrecho y poco profundo para ser una defensa, y
probablemente era una frontera aduanera u otra línea de demarcación jurídica. Hasta el
siglo X, ese foso no fue reemplazado por una verdadera estructura defensiva: una
muralla de tierra y un foso mucho más formidable. Antes de eso, Ribe tuvo que estar
muy expuesto al ataque. Sabemos menos de Ribe en el siglo X que de su historia
anterior. Sus defensas han sido en parte reveladas, pero la disposición de sus calles y los
edificios que las bordeaban aún están por descubrir. Sin embargo, sabemos por fuentes
documentales que el primer obispo de Ribe siguió siendo el centro eclesiástico y
comercial más importante de la costa oeste de Jutlandia durante toda la Edad Media. Es
la única ciudad de ocupación desde el siglo VIII hasta hoy.
Una Ciudad Vikinga en Suecia.
En 829, Ansgar, respondiendo a una invitación a traer la misión cristiana a la "tierra de
los svears", se hizo a la mar con destino a Birka, en Suecia central. Resultó ser un viaje
peligroso. En un promontorio, su barco fue atacado por piratas que se apoderaron de
todas sus posesiones (muebles religiosos y libros) y le forzaron a él y a sus compañeros
a abandonar el barco. No obstante, llegaron a Birka, donde fueron acogidos por el rey de
la ciudad. Inicialmente, el intento de conversión tuvo cierto éxito y Herigar fue
bautizado. Unos dieciocho meses después, Ansgar regresó a Alemania, dejando un
obispo y algunos sacerdotes tras él. Volvió a Birka en los 850, cuando obtuvo permiso
para construir una iglesia y se le concedió una tierra donde pudo establecer una casa
para su clero. Sabemos por las excavaciones arqueológicas que Birka, en la isla de
Björkö en el lago Mälaren, era un asentamiento próspero en la época de la primera visita
de
Ansgar. Fue fundado a mediados del siglo VIII y siguió existiendo durante más de
doscientos años. Luego el lugar fue abandonado y sus funciones comerciales y
administrativas reemplazadas por Sigtuna, una ciudad fundada a poca distancia, en la
orilla norte del lago Mälaren, a finales del siglo X.
No hay ninguna ciudad en Björkö actualmente. Es una bonita isla verde, con una hierba
llena de flores en primavera, y tiene abedules y arbustos de enebro. Pero aún hay
señales de su pasada grandeza. Las murallas de una fortaleza (borg) se yerguen en una
elevación rocosa cerca del lago, otra muralla recorre la costa norte, y más de tres mil
túmulos marcan los emplazamientos de tumbas del período vikingo. Más de mil de
estos túmulos fueron excavados en el siglo XIX y hasta hace poco han proporcionado la
mayor parte de nuestros conocimientos sobre Birka en tiempos de los vikingos.
Las tumbas nos revelan que Birka fue más rica que nunca a finales de los siglos IX y X,
y en su mayor extensión tuvo nada menos que novecientos habitantes, entre los cuales
había numerosos extranjeros. Estos eran probablemente comerciantes procedentes de
países al este del mar Báltico, como indican los bienes mortuorios como accesorios de
ropa y amuletos tipo oriental. La plata y las sedas de Bizancio y el este se importaban
allí para cambiarse por materias primas del norte de Escandinavia, particularmente
pieles y plumón. Éstas mercancías también estaban muy solicitadas por la rica
aristocracia de Europa occidental. Probablemente, se enviaban allí por barco vía Hedeby
con la cual Birka tenía estrechos contactos. En Birka también vivían artesanos que