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El langskip, del que sólo se ha conservado por desgracia el 20% aproximadamente, fue construido en madera de roble y tenía una longitud de unos treinta metros. Al parecer, podía transportar de cincuenta a sesenta personas. Se utilizó roble, pino y tilo para el knarr que, posiblemente, se construyó en el sur de Noruega. El armazón se conserva en un 60-70%. Destinado a transportar flete en navegación de altura, está dotado en su parte central de un espacio abierto, que servía de cala para las mercancías. Debido a esta disposición, sólo hay orificios para los remos en la proa y la popa. Estas naves son más anchas y tienen mayor puntal que las de Oseberg y Gokstad. A finales de la era vikinga, los escandinavos construyeron embarcaciones de mayor tamaño de las que, por desgracia, no se han encontrado vestigios. Sin embargo, se tiene una idea bastante precisa de su eslora, ya que se ha comprobado en los navíos desenterrados que había una separación constante de un metro entre dos bancos de remo. En tiempo de los vikingos, se distinguían unos barcos de otros en función del número de bancos de remo de que disponían. Por consiguiente, es posible, según el número de bancos indicado en las sagas, calcular en unos cincuenta metros la eslora del Ormen Lange (el Gran Serpiente), un treinta y cuatro bancos que el rey Olav Tryggvasson hizo construir cerca de Trondheim, en 998. La nave de Knut el Grande, un sesenta bancos, debía medir cerca de ochenta metros. Se trataba de barcos cuyas características, absolutamente excepcionales, respondían a otras necesidades que las de las expediciones vikingas, las cuales exigían embarcaciones más pequeñas. La observación detallada de los navíos de la época vikinga demuestra que los carpinteros de ribera escandinavos eran profesionales que conocían perfectamente su oficio. Su mayor preocupación consistía en prever el aprovisionamiento de madera necesario para ejecutar los pedidos. Lo más importante era la madera de roble, material indispensable para construir barcos de calidad. Había que encontrar árboles de grandes dimensiones para poder confeccionar las piezas esenciales: la quilla, la roda, la zapata de carlinga y la fogonadura. Sin duda, durante la era vikinga abundaban los robles en los países nórdicos, a juzgar por el número de embarcaciones que construyeron. Diez siglos más tarde, la situación había cambiado mucho. Las demás piezas de gran tamaño, los mástiles y los gobernalles, planteaban menos problemas, ya que se podía utilizar pino, más fácil de encontrar. La madera para construir y reparar sus naves fue una preocupación permanente de los vikingos durante sus estancias fuera de Escandinavia. La necesidad de procurarse la madera indispensable motivó probablemente el descubrimiento de América del Norte por parte de los vikingos groenlandeses. Para construir los navíos, los carpinteros de ribera escandinavos disponían de las herramientas de su tiempo. Su superioridad con respecto a los demás constructores procedía de la técnica transmitida de generación en generación, a la que se añadía su propia experiencia y, sobre todo, un ojo infalible, que les permitía determinar las proporciones exactas para construir las mejores embarcaciones. El empleo de la Vela.