La zona oscura de Tijuana
Fuera de los establecimientos, puedes encontrarte a las conocidas “paraditas”, sexoservidoras con ropa descubierta y maquillaje llamativo, la mayoría proveniente de la zona sur del país con necesidad económica, -dicen que no hay ningún padrote y que nadie las vigila-, actúan con mucha cautela y, normalmente, se paran cerca de lugares que cuenten con cuartos que se les rentan a los clientes con costo extra aparte de los servicios de la sexoservidora. Los servicios, varían entre los $200 y $500 la media hora para las “paraditas”, algunas de las chicas cuentan que para poder trabajar ahí se les pide una tarjeta sanitaria que es expedida en una institución después de algunos análisis de salud, este requisito también tiene un precio monetario para ellas. El rol para las chicas que trabajan dentro de bares o cantinas, es algo diferente, se trata de las llamadas “ficheras o bailarinas”, chicas a las que se les paga conforme las fichas que hagan, las fichas son las cervezas o bebidas alcohólicas que el cliente les invite, las bailarinas deben fichar, aunque algunas ya cuentan con un sueldo fijo que se les otorga si alcanzan un mínimo de fichas diarias. El servicio íntimo entre ellas y el cliente, en la mayoría de sus casos, es a su consideración y el precio varía entre los 60 a 100 dólares por media hora con un costo extra por el cuarto. En 2003, el entonces alcalde Jesús González Reyes, panista con larga trayectoria, dijo que en el municipio existían trece mil trescientos cuarenta sexoservidoras. Tomó como fuente al sistema de tarjetas sanitarias. Hace un año, Víctor Clark Alfaro, director del Centro Binacional de Derechos Humanos, estimó que al menos cinco mil quinientas mujeres son obligadas a prostituirse y el sesenta por ciento del total labora en ese pequeño territorio conocido como zona norte.
Por: Figueroa Thaily, Avila Aldo y Hernandez Ruben