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Vida sana
¿Cómo identificamos la condición
física en adultos mayores?
Mientras que en adultos jóvenes determinamos la
condición física como la resistencia al esfuerzo, en
adultos mayores lo definimos como la capacidad física
para desarrollar las actividades normales de la vida
diaria sin fatiga, de forma independiente, sin dolor y
pudiendo cuidar de si mismos. Este concepto esta de
la mano con la palabra funcionalidad.
De manera que con diferentes tipos de ejercicios
podemos hacer una comparación de su implicación
con las actividades cotidianas y por ejemplo:
1- Caminar o correr puede ayudarnos a realizar las
compras o dar recados independientemente.
2- El ejercicio de fuerza (levantar peso sin dolor)
relacionado a subir escaleras y levantarse de una silla,
jugar con nietos y hacer actividades recreativas.
3- Ejercicios de flexibilidad o estiramientos, relacionado
con levantar y alcanzar objetos, además realizar las
tareas del hogar.
4- Ejercicios de equilibrio como girar y arrodillarse
relacionado con desplazarse de un lugar a otro sin
apoyo
Beneficios ante enfermedades:
Osteoporosis:
Es una enfermedad que se caracteriza por la pérdida
de minerales del hueso y eso lo hace más frágil y
con menor resistencia mecánica. Más susceptible a
fracturas.
El diagnóstico se hace por medio de una prueba
llamada densitometría ósea (DMO) y se dice que se
padece osteoporosis cuando el examen reporta una
desmineralización mayor a 2 desviaciones estándar
(parámetro que se especifica en el examen). La
osteoporosis origina fracturas que aumentan la
probabilidad de muerte en los individuos que la
padecen, el riesgo de osteoporosis aumenta en las
mujeres luego de 10 años de la menopausia y luego
de los 70 años en los hombres.
La actividad física disminuye la probabilidad de
padecer osteoporosis aumentando la mineralización
ósea (depósito de calcio y fósforo en los huesos) y
aumenta el tono muscular lo cual disminuye el riesgo
de caídas.
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Sarcopenia:
Es la pérdida de masa muscular por el envejecimiento,
crea un círculo vicioso que provoca inactividad física
progresiva. Entre las causas se incluye la inactividad
física, cambios en el metabolismo formador de
músculo, cambios hormonales, pérdida de la
función del sistema nervioso relacionado con los
músculos y por último la muerte programada del
músculo; las consecuencias son disminución de la
fuerza y disminución del gasto de calorías. Estudios
recientes mostraron una mejoría hasta del 26% con
entrenamiento de fuerza; una terapia de actividad
física bien elaborada puede mejorar la fuerza, mejorar
la masa y la calidad muscular y retrasar la aparición de
discapacidad.
Hipertensión arterial:
Es una enfermedad y un factor de riesgo importante para
desarrollar enfermedad cardiovascular. El incremento
de la presión arterial debido al envejecimiento es
debido a la pérdida de elasticidad en las arterias,
también está relacionado a antecedentes familiares,
sobrepeso, tabaquismo y alto consumo de sal.
Investigaciones muestran que un ejercicio aeróbico
regular puede ayudar a disminuir la presión arterial
hasta en 7 milímetros de mercurio.
Diabetes:
Está asociada a desordenes metabólicos y está
caracterizada por hiperglucemia. Existen 2 tipos la
diabetes tipo 1 o insulino dependiente por deficiencia
de la función del páncreas y la diabetes tipo 2 o por
daño progresivo que muestra una imposibilidad de
consumo de glucosa como combustible por los tejidos
del cuerpo. El ejercicio sin lugar a dudas previene la
diabetes y también es parte vital del tratamiento ya
que beneficia al uso de glucosa como combustible
del cuerpo y mejora la sensibilidad de la insulina,
la dificultad siempre es la adecuada educación e
implementación por parte del paciente.
Obesidad:
Es la entidad en que el exceso de grasa corporal
afecta la salud y el bienestar. Responde a un valor de
25% de masa grasa en hombres y un 35% en mujeres.
La obesidad es un problema grave de salud pública y
cada vez tiene mayor predominancia en la población
y esta tiene implicaciones médicas, funcionales y
psicológicas adversas. La ganancia de peso graso
en el envejecimiento es resultado de un desbalance
entre la energía consumida y la energía gastada. La
disminución de la ganancia de grasa corporal requiere
estrategias que permitan aumentar el gasto energético