Masaje en el bebé
tación las neuronas tienen una madurez tal que pueden obtener consciencia de hechos ocurridos. No obstante, hay que
tener en cuenta que durante los primeros años es cuando hay
mayor crecimiento mental, pues las neuronas son susceptibles
de modificación en su ramificaciones, en sus conexiones e
incluso en su estructura celular dependiendo de los estímulos
que reciban los receptores sensoriales.
Los genes son órdenes directivas pero el cerebro del
recién nacido esta preparado para recibir la información del
exterior que será la que estructure el cerebro, en especial la
información sensorial. Si nos detenemos a pensar en la plasticidad del cerebro concluiremos que en cierto grado somos artífices de nuestros cerebros. El bebé está ávido de experimentar
sensaciones, nuestro acercamiento; si no lo hacemos estaremos
creando un vacío que perdurará para el resto de su vida. Le estaremos privando a él y a nosotros mismos de una de las experiencias más importantes en la vida del ser humano; el contacto con el otro que formará su primera relación vincular, base de
sus posteriores relaciones en su vida. Para que un niño integre
el amor, tuvo que haber existido en una primera etapa una
entrega corporal con la madre, en una urdimbre formada por
un contacto pie a piel donde las palabras sobran; la posibilidad
de abrirse a edad adulta o de cerrarse depende las primeras relaciones que haya establecido el recién nacido con las personas
significativas de su entorno.
El sistema referencial que nos permite comprender la
información aprendida, tiene su origen en esta primera etapa
y le es impuesto al niño ya que el cerebro a esta edad no tiene
capacidad decisoria. Privarle al recién nacido de estas sensaciones táctiles es como privar a una planta de un buen abono,
ésta crecerá pero no de la misma manera. Mientras que la primera erguida y fuerte se enfrentará a las mayores tempestades
como si fuera una simple brisa, la segunda se encontrará débil
y una brisa le parecerá una tempestad, sólo sobrevivirá frente
a los obstáculos.
Las vías de percepción del recién nacido pertenecen a
un sistema de captación distinto al de un adulto; es un sistema donde prima lo visceral y las sensaciones cenestésicas su
sede se encuentra en el sistema nervioso autónomo. En este
momento un estímulo exterior le ayudará a salir de su cápsula invistiendo lo exterior, creando un deseo hacia afuera de sí
mismo, de