Revista MASAJE #1 1 | Page 44

Masaje en el bebé tación las neuronas tienen una madurez tal que pueden obtener consciencia de hechos ocurridos. No obstante, hay que tener en cuenta que durante los primeros años es cuando hay mayor crecimiento mental, pues las neuronas son susceptibles de modificación en su ramificaciones, en sus conexiones e incluso en su estructura celular dependiendo de los estímulos que reciban los receptores sensoriales. Los genes son órdenes directivas pero el cerebro del recién nacido esta preparado para recibir la información del exterior que será la que estructure el cerebro, en especial la información sensorial. Si nos detenemos a pensar en la plasticidad del cerebro concluiremos que en cierto grado somos artífices de nuestros cerebros. El bebé está ávido de experimentar sensaciones, nuestro acercamiento; si no lo hacemos estaremos creando un vacío que perdurará para el resto de su vida. Le estaremos privando a él y a nosotros mismos de una de las experiencias más importantes en la vida del ser humano; el contacto con el otro que formará su primera relación vincular, base de sus posteriores relaciones en su vida. Para que un niño integre el amor, tuvo que haber existido en una primera etapa una entrega corporal con la madre, en una urdimbre formada por un contacto pie a piel donde las palabras sobran; la posibilidad de abrirse a edad adulta o de cerrarse depende las primeras relaciones que haya establecido el recién nacido con las personas significativas de su entorno. El sistema referencial que nos permite comprender la información aprendida, tiene su origen en esta primera etapa y le es impuesto al niño ya que el cerebro a esta edad no tiene capacidad decisoria. Privarle al recién nacido de estas sensaciones táctiles es como privar a una planta de un buen abono, ésta crecerá pero no de la misma manera. Mientras que la primera erguida y fuerte se enfrentará a las mayores tempestades como si fuera una simple brisa, la segunda se encontrará débil y una brisa le parecerá una tempestad, sólo sobrevivirá frente a los obstáculos. Las vías de percepción del recién nacido pertenecen a un sistema de captación distinto al de un adulto; es un sistema donde prima lo visceral y las sensaciones cenestésicas su sede se encuentra en el sistema nervioso autónomo. En este momento un estímulo exterior le ayudará a salir de su cápsula invistiendo lo exterior, creando un deseo hacia afuera de sí mismo, de