Masaje en el bebé
ción cutánea la ayuda a través del proceso de mielinización a
madurar aumentando las posibilidad de comunicación entre
el cerebro y el cuerpo. También se ha comprobado que el contacto temprano y habitual de los padres con sus bebés modera en él los niveles de las hormonas del estrés (norepinefrina
y cortisol), favorece el aumento de peso y el funcionamiento
del sistema inmunológico. Coe y colaboradores descubrieron
que los monos criados sin sus madres durante los primeros
meses de vida tenían carencias inmunológicas, ya que la falta
de contacto puede originar la activación de las hormonas del
estrés, y una disminución de la hormona del crecimiento. No
es de extrañar que los niños de instituciones, presenten dos
años de retraso tanto a nivel físico como psíquico con respecto a las media, pues a ellos, saturados de comida, les falta
el contacto afectivo con una persona referencial.
Las últimas investigaciones realzan la importancia del
vínculo madre-hijo para un buen desarrollo afectivo y cognitivo del bebé. “El pequeño habla a través de su cuerpo y de su
llanto”. Mediante el masaje, se conoce al bebé y él te reconoce,
Además también se favorece su desarrollo pulmonar, se mejora
la circulación se fortalece su piel. Una buena adaptación a este
mundo estará en función de cómo se satisfacen sus necesidades.
Las caricias y masajes que los padres dan a sus bebés, además de
ser un placer para ambos, son una forma de diálogo que contribuye al desarrollo orgánico y psicológico del pequeño.
A estas edades tan tempranas, la relación se establece
a través de la caricia, pues el encuentro de un cuerpo con otro
es lo que dota a esa relación de afectividad, es la manera más
arcaica de decirle a nuestro hijo “te quiero”. La piel tiene
memoria y en ella se codifica información donde el tacto
actúa como puente para enlazar el mundo externo con el
interno. Si estas relaciones sensoriales están bien articuladas
el niño cuenta con unos cimientos sólidos para seguir desarrollándose ͽ