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LINAJE CULTURAL
EDICIÓN N° 1
Inmediatamente el nerviosismo se apoderó de su cuerpo, el nombre de aquel hombre al que iba a brindar
sus servicios le producía inquietud, era un gatillero bastante conocido en el país, un guajiro atemorizante,
al que había que saber hablarle. Al llegar, fueron recibidos por el anfitrión, quien les dio una amable
bienvenida, cuando ya estaban ubicados y acomodados, Agustín les dijo con voz firme “Primo, le comento
que mi canción favorita es La Martina, eso es lo único que quiero que toquen hoy”.
“La Martina” Protagonizó Su Más Terrorífica Vivencia.
Por un momento se sintió seguro porque ésa canción la había interpretado muchas veces, sin embargo,
cuando comenzó a cantarla, la letra la notaba difusa en su cabeza. Entonces pasó, lo que tanto temía pasó,
justamente a él y en un momento tan inoportuno. Las estrofas de aquella canción que parecía estar su
memoria, comenzaron a hacerse dispersas así como lo hacía el coraje de Tín. Pero tan pronto como pudo
resolver aquel percance e intentó improvisar la canción, el TínSanchez se levantó de su asiento con furia
sacó de la pretina del pantalón su revólver, le apuntó a Plutarco y decidido a cometer el más vill asesinato
le dijo “Primo, ¿tú crees que me vai a engañar? Esa canción yo me la sé de memoria, no crea que me va a
meter los dedos a la boca”
El rostro de Plutarco palideció y cómo dice la canción “parecía pan de sera, estaba verde limón, le cayeron
con las manos en la masa, ¡ay!”. Casi saboreó la muerte, su corazón latía muy rápido, le sudaban las
manos, no lograba coordinar las palabras, le temblaba la voz.
Y cómo un ángel salvador llegó un guardaespaldas de “Tín” para evitar la tragedia que Plutarco ya había
alcanzado a recrear en su cabeza. “Patrón cálmese, que ellos nos vienen a entretener, se lo trajimos para
que pase un rato bueno, no para que se ponga así”, Sánchez pareció replantearse las cosas y eso significó
un gran alivio para el músico amenazado. “Vamos de nuevo, Primo, pero le advierto que si se equivoca otra
vez la va a pasar mal” dijo muy enojado el dueño de la fiesta. El intérprete se obligó a calmarse y continuar
con el pedido, mientras tanto le lanzaba rápidas miradas agradecidas a su ángel particular.