Revista La revista de MAGSHIMIM | Page 44

- Cuarenta organizaciones judías de justicia social de todo el mundo reconocieron que el movimiento BDS por los derechos palestinos tiene un compromiso comprobado con la “lucha contra el antisemitismo y contra todas las formas de racismo y fanatismo.” En la declaración condenaron los intentos de reprimir las críticas a las políticas de Israel.

- El Profesor George P. Smith, Premio Nobel de Química 2018, expresó su apoyo al movimiento BDS y en favor de cortar la ayuda militar estadounidense a Israel.

- Adidas dejó de patrocinar a la Asociación de Fútbol Israelí (IFA), que incluye a clubes que tienen su sede en colonias ilegales construidas en tierras palestinas robadas, tras los llamamientos de más de 130 clubes deportivos palestinos.

- La Federación Canadiense de Estudiantes, que representa a más de 500.000 estudiantes, acaba de votar en su Asamblea General Anual por apoyar al movimiento BDS.

- Leeds se convirtió en la primera universidad del Reino Unido en desinvertir de empresas implicadas en el comercio de armas con Israel, tras una campaña de BDS realizada por activistas de solidaridad con Palestina. La universidad ha desinvertido más de 1,2 millones de dólares de corporaciones que comercian equipamiento militar con Israel” (BDS, S/F).

Por último, la página ANÁLISIS (2019) da a conocer la gravedad el BDS al nivel mundial. “EL BDS cultural, deportivo o académico es una de las caras más siniestras del boicot antisemita a Israel.Cada vez que un cantante o una banda relevantes anuncian conciertos en Israel una verdadera catarata de ’activistas’ cae sobre ellos como una tormenta obligándolos a cancelar esas actuaciones; artistas israelíes se ven perseguidos cuando giran fuera de su país; selecciones nacionales de Israel o incluso clubs privados de diferentes modalidades deportivas se han visto afectados por protestas de distintos tipos en competiciones o enfrentamientos internacionales; departamentos de determinadas universidades occidentales se niegan a colaborar con instituciones académicas israelíes de reconocido prestigio; e incluso en ocasiones ciudadanos judíos de otras nacionalidades se han visto amenazados sólo por participar en festivales de música. Es el BDS cultural, académico y deportivo es una de las caras más siniestras de este movimiento que pretende deslegitimar a Israel, que sirve a los intereses más oscuros del radicalismo palestino y que, para hacerlo, no duda en atacar a ciudadanos individuales o a colectivos completamente desvinculados de la política. Ese aparente alejamiento de la política es, precisamente, una de las razones por las que el BDS resulta especialmente vil y peligroso: porque se engaña a la opinión pública sobre la verdadera naturaleza de la movilización y desarrolla su propaganda en entornos -el musical, el deportivo, el artístico- en el que pueden llegar a personas menos conscientes de la naturaleza antisemita del fenómeno y de los propios peligros del antisemitismo.

Por más que este movimiento atente a la vigencia de Israel y al beneficio de los palestinos, también es muy importante señalar que, aunque se presente disfrazado como un método legítimo y democrático de protesta, el BDS en cualquiera de sus formatos -pero aún más si se trata de este tipo de BDS cultural o deportivo- es en realidad una de las formas modernas del antisemitismo.