El tiempo trascurrió, todo estaba tranquilo, pese a la lluvia el fervor
continuaba en el aire, las arengas no paraban, hasta que surgió el gri-
to de “Paro indefinido hasta que caiga Duque”; en medio del fervor
nos dimos cuenta que ya no cabía la gente en la Plaza, el río de gente
llegaba hasta más allá de donde el ojo alcanza.
“Fuera Duque, fuera Duque, fuera Duque” era el clamor de la mani-
festación, pero en medio de jubilo sonó un estallido disonante y acto
seguido empecé ha sentir picazón en la nariz y ardor en los ojos, sin
aún entender qué me pasaba, una amiga grito “¡Marica los tombos
están echando gas!”; se escuchaban los gritos “¡Sin violencia!”, gri-
taba la gente, “¡Sin violencia!”; ya no había nada que hacer, llegó el
momento de defenderse, porque Duque nos había echado encima sus
perros de la guerra.
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MEMORIA COLECTIVA