Revista Greca | Page 22

El respirar de la memoria Óscar Pajarito Octavo B La respiración se torna cada vez más difícil, el aire se torna pesado y húmedo debido al sudor y la sangre de la batalla; el estrés y la tensión se sienten en el ambiente, la herida profunda en mi costado hace más difícil pelear con eficiencia. Esto no va a terminar bien, eso lo sé. Inmerso en la batalla, empecé a notar mi espada más pesada, el casco me sofocaba y lo tiré con rabia. Los moros nos superan en número, pude ver a cada soldado visigodo dando hasta su última gota de sangre por lealtad a su rey Rodrigo, que al final de la batalla se esfumó sin dejar rastro. Mi mano no soportó el peso de la espada que, como ave que emprende vuelo, saltó de mis dedos. Desesperado y Fotógrafo: Oscar Mora. asustado huyo bosque adentro con un paso torpe y cansado. La derrota es inminente, y mientras los alaridos de dolor y los gritos de guerra se alejan a mis espaldas, mi herida cobra factura. Mi pulmón se llena de sangre lentamente, haciendo de mi respiración una satánica pesadilla, y me hace imposible andar más. Un árbol viejo en medio de un claro me sirve de apoyo, así que me arrastro con dificultad y me recuesto en él. Y como el ocaso se torna noche, siento mi muerte cada vez más cercana, casi respirándome en la nuca, así que decido empeñar mis últimos minutos de vida a apreciar cada momento, cada instante.