Tabú
Victoria Giménez Villalobos
Octavo B
Los gritos de furia y terror son lo único que llena el ambiente del pequeño pueblo. Son
brutales, desgarradores, llenos de ira y temor. Golpeando con fuerza sus puños contra
la pared de madera, al tiempo que se empujan unos a otros como bestias sedientas de
sangre, mientras que un poco alejado de la muchedumbre, un niño de cinco años intenta
observar desde una pequeña ventana, curioso, por el ruido que ocasionan los pueblerinos.
—¡Baja de esa silla ahora mismo, Thomas!
Thomas solo pudo observar cómo su madre cerraba a toda prisa la ventana frente a él,
de un salto bajó del mueble, y corrió hacia la cocina para seguir observando desde una
ranura de la parte baja de la pared. Mientras su madre, con el ceño fruncido por la acción
tomada por su hijo, solo suspiró con desgano y caminó hacia la mesa del comedor para
volver a su labor.
—¿Por qué hay tanta gente reunida frente a la casa de Jhon?
La madre de Thomas sintió un pequeño escalofrío al oírlo, pero no se detuvo en su
doblado.
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