pilares fundamentales del lenguaje como discurso: poner de manifiesto «para quién se»
escribe, es decir, la idea de la intención en la escritura y del reconocimiento de un lector
ideal; y, por otro lado, se presta para potenciar procesos que afinan la escritura misma,
desde elementos propiamente gramaticales y sintácticos, hasta la construcción de un
lenguaje estético en su completitud. Ambos propósitos están siempre de manifiesto en el
trabajo desarrollado en el área. Otro de los objetivos que se pretenden es el de incorporar
diferentes lenguajes que hacen parte de las prácticas culturales como la fotografía y la
diagramación digital. El interés que los jóvenes expresen por estas prácticas los puede
llevar a fortalecer y ampliar sus conocimientos.
Al tomar lo literario como fuente de reflexión, el proyecto adquiere claramente un
enfoque humanista, pues es en este ámbito donde se indaga lo más íntimo del individuo:
la libertad, la soledad, sus miedos. Y los procesos vinculados con estas experiencias
lectoras están habitados por estas mismas preguntas, por diversas miradas alrededor de
lo que nos constituye como humanos y que, al decir de Aristóteles, nos da la posibilidad
de pensar no solo en lo que «es» sino también en lo que «podría ser» aquello que
consideramos humano.
Finalmente, de lo que se trata en última instancia, es crear una cultura de lo escrito
fomentada por la publicación. Cuando el receptor, el posible lector de los ejercicios de
aula deja de ser exclusivamente el maestro, la elaboración de la escritura se carga de
nuevos sentidos, de una finalidad amplia; se revela como un acto comunicativo que va
a ser abordado y, seguramente, replicado por una comunidad lectora. Tras este primer
ejercicio formativo, la pretensión es que los estudiantes, producto de un proceso de
maduración, escriban autónomamente, por el gusto de escribir y de hacerlo cada vez
mejor.