su diario, sin embargo, el tema que mueve a esta historia no es un hecho puntual dentro
de su vida, si no, su vida como tal, su forma de ser. A mi modo de ver, Aksenti puede
llegar a ser una persona muy obsesiva, aunque también es alguien curioso y tranquilo,
dentro del cotidiano.
Dentro de esta narrativa se empiezan a ver rasgos particulares en la forma de escribir
y pensar de él. Es desconcertante cómo, ya en las primeras páginas de esta novela este
personaje saca por hecho su locura, nos dice que escucha y ve cosas que hay veces no
están ahí. A medida que se desarrolla la historia muchos hechos van confirmando la
locura de Ivanovich.
Tras varias discusiones en clase, unos concluían que la locura de Aksenti había
empezado por el dolor del desamor de Sofía, la hija de su jefe, otros decían que tal vez fue
algo cronológico que se acentuaba con sus obsesiones, o, que ya lo tenía y solo lo hace más
evidente a lo largo del relato, o tal vez, que ni siquiera estaba loco.
Es difícil decidirse por alguna opción, lograr ver de una forma absoluta todo el
relato, ya que en todas sus partes es muy contradictorio, ninguna de las opciones que
escribí anteriormente se podrían comprobar completamente, y más porque en el libro
solo logramos entender el punto de vista de Aksenti con respecto a su vida, todo lo que
imaginamos y vemos es a través de sus ojos, es imposible saltar a un plano más general.
«Esto me dejó muy sorprendido. He de confesar que desde hace algún tiempo a veces oigo
y veo unas cosas que nadie vio ni oyó jamás» (Gógol, 2000, p. 5).
La primera similitud que hay que recalcar en ambos textos, son los hechos históricos a los que
hacen alusión implícitamente, estos afectan de una manera muy significativa toda la historia.
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