Don Quijote es un personaje que quiere luchar por la justicia, tiene una visión
humanista, donde la paz debe prevalecer antes que cualquier cosa, es alguien aventurero,
solidario, cargado en sus diálogos con una sátira única.
En la literatura desde aquella época, la locura pasó de ser un tabú a algo expresado muy
sutilmente a través de las artes; podemos mencionar también a Foucault y La historia de
la locura, él fue uno de los pioneros en este tema. Cervantes, como muchos otros, logran a
través de su narrativa rebelarse, comunicarse, como dije antes, para dar mensajes sociales,
para concientizar o generar cambio en nuestras relaciones humanas.
Don quijote no estaba loco, simplemente tenía una visión más humana a diferencia de la
mayoría. Se llamaba Alonso Quijano, tenía unos 50 años y no se encontraba en una clase
social muy poderosa ni importante. Por su amor a los libros de caballería decidió volverse
caballero, así que decidió ponerse un nombre digno de tal faena, un ventero lo nombró
caballero porque lo creyó loco.
Él era visto dentro de su entorno social como un loco queriendo ser algo superior. Él era
ambicioso, y soñador; lo que se proponía, lo intentaba lograr. Quería defender su patria y
luchar. Don Quijote es revolucionario, nos muestra la realidad de su sociedad de una forma
peculiar, nos muestra las injusticias, los prejuicios.
Don Quijote de la Mancha es el ejemplo perfecto para decir lo hipócrita y absurdo que es
el estereotipo de los locos. Llaman locos a los que menos lo son, como Aksenti Ivanovich,
del Diario de un loco, brevemente los contextualizaré.
Aksenti Ivanovich, un simple trabajador, que taja los lápices de su jefe, vive sumergido
en un mundo de burócratas dentro de un departamento ministerial. Él narra sus días en
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