esta la novela a tratar.
La apuesta de Junot Díaz con esta obra es aún cosa inexacta, quizás, por cuanto nuestros
contemporáneos no gozan del estudio y crítica que les da el tiempo y los académicos que los
sigan. Entonces, resulta ser este texto una mera aproximación que, más que resolver pregun-
tas, procura generarlas. El arte y la identidad latinoamericana, la globalización, la tradición
literaria y los supuestos que puedan surgir de la novela y de las intenciones del autor con
ella, son todas cuestiones a las que aspira acercarse el presente texto.
Parece ser que en La maravillosa vida breve de Óscar Wao se dan a discusión inmensos
problemas que pertenecen al siglo pasado como a éste. Dos problemas, para ser especí-
ficos, que obligan a que la lectura de la novela sea, en el mayor de los casos, una lectura
hermenéutica que tenga presente la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo como la reciente
globalización y ataque a las culturas, especialmente en manos de los Estados Unidos. La
novela ronda por las dos problemáticas, y de ahí que se pueda inferir la fragilidad cultural
de la Republica Dominicana. En esa fragilidad es que habita su misma lengua, tan terrible-
mente plagada de americanismos, por cuanto su país ha tenido que reconocerse después de
una dictadura de treinta años, con las implicaciones sociales que eso conlleva, e inmedia-
tamente viendo cómo Estados Unidos influía en su gente, tanto inmigrante como los que
no, al punto de degenerar totalmente una identidad nacional. Tales casos no se vieron, bajo
circunstancias parecidas, en Argentina, en Chile o incluso en México. Dichos países han
reconocido la importancia de su identidad, en tiempos en que las mayores batallas de orden
social se han dado contra los países potencia, o al menos aquellos que buscan conquistar
culturalmente otros territorios.
Ningún caso como el del arte permite evidenciar tan claramente las raíces y dinámicas
propias de un país. De eso no hay duda. Así, las artes en Latinoamérica han sufrido los retos
de las dictaduras y de la eterna búsqueda de una identidad, dando solo algunos países que
encontraron la suya propia, y un único caso que por poco tiempo se la dio a todo el con-
tinente. Volveremos a esto más adelante. Pero la República Dominicana ha tomado otros
caminos, y a este respecto hay que preguntarse cuáles son las posibilidades de una escritura
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