Podemos hacer acá también una pausa para comprender el giro que sufrieron los nerds
que vivieron cerca de los inicios del siglo XXI, pues se tiene entendido actualmente que hay
alguna buena connotación con ser nerd, mas esto empezó realmente en la década de los
80 —como dicen Brooks y Kevin Kelly—, con figuras como Bill Gates o Larry Page, que a
través de su ingenio y su visión nerd del mundo, lo revolucionaron; esto sin duda le da una
importante connotación a los agentes pertenecientes o identificados con la tendencia, no
obstante algunos, como fue el caso de Óscar, siguieron simplemente con la parte del nerdis-
mo que les interesaba y los dejaba en tal vulnerabilidad en la que se encontraban desde an-
tes. Como tal el consumo fantástico del nerdismo, al que comúnmente se le confiere cierto
desprecio, sigue las siguientes características:
(Nam June Paik, Electronic Superhighway: Continental U.S., Alaska, Hawaii. MOMA.) Fotografía: Oscar Mora.
Primera, la complejidad de los descuen-
tos de los computadores disponibles para
la venta ha alcanzado un punto donde
nos podemos inquietar con interesantes
preguntas como: ¿Qué es la realidad?
¿Qué es [la] vida? ¿Qué es conciencia? Y
encontrarnos con respuestas que nunca
antes hemos oído. Estas preguntas, por
supuesto, son las mismas que filósofos
naturales y científicos de las primeras dos
culturas se han preguntado por siglos;
los nerds tienen nuevas respuestas para
estas viejas e imperiosas preguntas, no
reflexionando con Platón u organizando
experimentos organizados, sino tratando
de crear una realidad artificial, una vida
artificial, una conciencia artificial, y lue-
go aferrándose a ellas. (Kelly, 1998)
Ciertamente, en la cita el autor lo propo-
ne como una consecuencia del nerdismo en
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