Con la inmigración se refuerza en muchos
casos la identidad nacional de origen que los
propios interesados mantenían en estado de
apagada somnolencia. Se torna verdad entonces
algo muchas veces repetido: nadie se reconoce
en su identidad nacional hasta que no se en-
frenta a la del otro. En esa confrontación con lo
diferente se avivan invisibles lazos de pertenen-
cia que habían permanecido en estado latente o
apenas habían sido percibidos como propios. El
inmigrante recupera así con frecuencia tradi-
ciones o costumbres que no había seguido en su
país de origen. (p. 1)
(Retrato intervenido) Fotografía: María Antonia Plata.
Esto es precisamente lo que evidencia la novela
de Junot Díaz. Nos muestra ampliamente cómo
la diáspora dominicana tiene una identidad na-
cional reforzada, casi como si los dominicanos
inmigrantes fueran más dominicanos que los
propios residentes de este país. Esto claramente
funciona como una forma de protección hacia un
medio extraño que puede resultar muchas veces hostil con el extranjero. De esta manera el
libro está plagado de referencias a lo que significa ser dominicano en un barrio deprimido
de Nueva Jersey. Expresiones como «una típica familia dominicana» o «que poco dominica-
no de su parte» (Díaz, 2008, p. 11). Y el principal conflicto aparece entonces cuando Óscar,
el protagonista de la novela, no logra cumplir con los súper prototipos de lo que debe ser un
hombre dominicano.
Óscar y su problema de identidad
Como ya lo habíamos mencionado anteriormente, Óscar pertenece a una comunidad de in-
migrantes en la que sus miembros construyen su identidad a partir de estereotipos y proto-
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