Revista Foro Ecuménico Social Número 8. 2011 | Page 8

Reconciliación y religión Vi como en una película todo lo que la Casa del Niño había significado para María durante tres años... Ella era como un sol después de un día gris. 26• FORO en una para preguntar. Desde la ventana un hombre me gritó muy enojado que no tenía interés en comprar nada. Me dio risa la respuesta y pensé qué triste debía ser cuando a un vendedor le cierran todas las puertas. Finalmente llamé desde el celular a Silvita, de la Casa del Niño, y con sus indicaciones di con la vivienda. Al golpear salieron corriendo María y sus hermanas. No imaginan los ojos de María cuando vio el regalo. Tuve que saludarlas rápido y volver a dar mi curso. El domingo por la mañana, el papá vino a saludarme a la capilla y no sabía cómo agradecerme. El martes de la Semana Santa tenía programado visitar enfermos y confesar a varias personas. Imprevistamente me llamaron desde la Casa del Niño porque había que decidir algunos arreglos. Al llegar me di cuenta de que los trabajos eran más complicados de lo que había imaginado. Finalmente, pasado el mediodía, dimos con la persona que debería ocuparse. Me sentía cansado y molesto por tantos imprevistos que habían cambiado mi programa. Cuando regresé a la Casa a media tarde, encontré un cuaderno muy lindo con textos de niños que comentaban la oración del Padre Nuestro. Dado que María comienza este año su catequesis para la Primera Comunión, pensé que podía servirle. Los chicos ya se habían retirado. Sólo quedaban María, Daiana y Junior, que esperaban al papá. Ni bien me vio, María vino corriendo a saludarme. Le dije: “Tengo otro pequeño regalo para vos”. Y ella, abrazándome con cariño, me contestó: “Pero Francisco, vos sos un regalo de Dios para mí”. Quedé sin palabras, emocionado. Es difícil describir lo que experimenté en ese momento. Vi como en una película todo lo que la Casa del Niño había significado para María durante tres años. Creo que jamás en mi vida olvidaré sus palabras. Ella era como un sol después de un día gris. Viví la Semana Santa y la Pascua con esa frase de María grabada en el alma. Recordaba las palabras de Jesús: “Te agradezco, Padre, porque escondiste estas cosas a los sabios y a los prudentes y se las revelaste a los niños”. Como un ángel, la pequeña María parecía anunciar que Jesús estaba vivo y presente. A todos les dije que la Pascua es el regalo de Jesús que Dios nos hace a cada uno.•