Revista Farol De Arte y Literatura
de Alfonso Reyes o como el Quijote de Pierre Menard.
Dice Borges en uno de los cuentos de su libro Ficciones:
“Ser, de alguna manera, Cervantes y llegar al Quijote le pareció
menos arduo –por consiguiente, menos interesante– que seguir
siendo Pierre Menard y llegar al Quijote a través de las experiencias de Pierre Menard”. (39)
Según esto, acercarnos a un libro desde nosotros mismos es
más difícil que acercarnos sintiéndonos como el autor. También, que
aquello que el autor de un libro puso en la obra vale para él y no necesariamente para todos. Lo expresa Reyes en uno de sus ensayos:
No sé si el Quijote que yo veo y percibo es exactamente igual al
tuyo, ni si uno y otro ajustan del todo dentro del Quijote que sentía, expresaba y comunicaba Cervantes. De aquí que cada ente
literario esté condenado a una vida eterna, siempre nueva y siempre naciente, mientras viva la humanidad. (85)
Y luego, otra cita de Borges sobre esto mismo:
Pensar, analizar, inventar […] no son actos anómalos, son la normal respiración de la inteligencia. Glorificar el ocasional cumplimiento de esa función, atesorar antiguos y ajenos pensamientos,
recordar con incrédulo estupor lo que el doctor universalis pensó,
es confesar nuestra languidez o nuestra barbarie. Todo hombre
debe ser capaz de todas las ideas y entiendo que en el porvenir
lo será. (52)
Las ideas –los libros– estarán condenadas a una vida eterna en
tanto haya hombres que sean capaces de tenerlas y leerlas, aceptarlas
o rechazarlas, de inventarlas, analizarlas y pensarlas. “Mientras exista
una palabra hermosa, habrá poesía” (Reyes) y “¡Ay de las posibilidades del hombre!” (Borges).
Una vez establecidos los papeles, volvamos a la idea del ensayo:
la utópica socialización de la literatura.
Si el libro es de quien lo escribe y quien lo lee, entonces la
idea contenida en éste es de quien la piensa, pues mientras está ahí
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