Los tiempos de confinamiento no han acabado aún y, los problemas no hacen más que aumentar, en esta ocasión, ha sido un sofá aragonés quien ha comenzado la revuelta. Debido a que la gente no sale de sus casas, las horas laborales de los asientos, tales como en el que se sitúa usted, han aumentado en una gran cantidad. Según datan archivos previos a la cuarentena, la media se situaba en cinco horas diarias, estos valores eran gravemente incrementados por la tercera edad derrochando horas en telenovelas y otros entretenimientos, pero ahora la media se sitúa en doce horas diarias. Lugares como Andalucía poseen las mayores rondas de trabajo para sus aposentos, esto debido a la triplicación de sus siestas.
Por su parte, los sofás han explicado que no es una situación cómoda, muchos están sufriendo marcas causadas por los traseros que son irreparables. También se quejan del doble turno ya que, la pereza evoca a que deban trabajar como si fuesen camas también.
Como medidas, todos estos recibirán un artefacto con el que se electrocutará a aquel que perdure por más de tres horas seguidas sobre ellos. Sin embargo, en pruebas ya realizadas, se ha visto que más que personas parecían pararrayos. Incluso se han adaptado a las descargas. El fin del mundo parece cada vez más próximo.
José Miguel Balboa 1º Bach G
Crónica: la rebelión que se asienta