Revista Elevación Nº6, Marzo 2015, 2ª Quincena. | Page 19

Vegetarismo/veganismo Quizás una de las grandes razones por que la gente se vuelve vegetariano/vegano, sea la cuestión del sufrimiento de los animales. Y sin dudas, es un buen motivo para no comer carne. Podemos ver un trozo de carne y no necesariamente nos trae a la mente la imagen del animal y una vez cocido parece un ingrediente más en la comida, mientras que un lechón asado, es muy claro darnos cuenta que estamos comiendo… Ahora bien, el sufrimiento del animal es real y más aún si fue cazado como por ej. un ciervo. Y se que los animales no siempre están muertos cuando los cuelgan en la ganchera del matadero. Es más, durante 6 años, trabajé (yo, Fabián Sato) en un frigorífico (uno de los lugares menos espirituales para estar) y estuve en contacto todo el tiempo con la carne y la sangre. Afortunadamente para mí, la carne vacuna ya venía trozada. Era un trabajo y punto, en ningún momento me gusto, sólo lo hice. Hace ya 1 año que dejé de trabajar ahí para dedicarme exclusivamente a mi tarea espiritual. Desde entonces, mi consumo de carne es mínimo a casi nulo. No puedo entrar en una carnicería porque no soporto el olor de la carne. Que quede en claro que desde siempre si comí un poco de carne, es porque no tenía que matar al animal. Si lo tuviera que hacer, me la pasaría comiendo arroz, porotos y papa. Pero hay un error de concepto muy grande al pensar que “los animales son los únicos seres que sufren”. Para explicar esto les voy a contar una anécdota: “Hace muchos años vivía en una casa que en el parque trasero tenía un limonero. Tenemos un amigo de la familia que es un Vasco bien del campo con boina y bombacha. Un día vino a visitarnos y vio al limonero que tenía poquitos limones. Entonces le preguntó a mi madre si siempre daba pocos limones. Mi madre le dijo que siempre daba unos pocos limones y todos chicos. Ahí el vasco le dijo que lo iba a arreglar y que le iba a dar muchos limones. Para eso agarró una barra de acero y empezó a pegarle y a putear al limonero, amenazándolo con que lo ¡iba a cortar y sacar si no daba muchos y grandes limones! Le pegaba con la barra hasta sacarle la corteza y le dio duro por un rato largo. No pasaron muchos días que empezaron a haber ¡muchos limones y todos grandes!” ¡Fue muy sorprendente, nunca había visto algo igual!. ¡El Vasco con su conocimiento simple del campo, se hizo entender con el limonero! Ya s