Revista Elevación Nº4, Febrero 2015. | Page 22

Deja que esta luz ilumine tu corazón. Ahora permite que estas dos energías, la energía de la tierra y la energía del cielo, fluyan al mismo tiempo por todo tu cuerpo, hacia arriba (desde la tierra) y hacia abajo (desde el cielo). Ahora estás firmemente anclado entre el cielo y la tierra. Disfruta de esta hermosa sensación de relax. Lentamente empieza a tomar conciencia de tu cuerpo, de cada respiración y del lugar donde estás sentado. Empieza a sentir los sonidos del lugar en donde estás. Tómate todo tu tiempo. Mentalmente cuenta hasta tres y lentamente abre tus ojos. Mira ahora a tu alrededor y fíjate en las nuevas sensaciones que tienes en tu cuerpo. Si así lo deseas, escribe tu experiencia en tu cuaderno personal. Notarás que a medida que repitas este ejercicio, tu conciencia se irá expandiendo y te encontrarás con nuevas sensaciones y sentimientos que jamás olvidarás. Este ejercicio de cimentación lo puedes realizar para cualquier propósito que necesites realizar. Por ejemplo, programar un nuevo empleo, conectarte con una persona que está ausente y necesitas estar en espíritu junto a ella, o simplemente para relajar tu cuerpo físico y mental. CONOCE A TU ÁNGEL Antes de leer lo que sigue, tranquiliza tu espíritu y prepárate exactamente como si fueras a meditar con los ojos cerrados: 1) Siéntate cómodo y relajado. 2) Efectúa tres respiraciones lentas y profundas. 3) Visualiza un gran cielo azul nocturno. Imagina que estás al aire libre en una espléndida noche estival. Estás observando el cielo nocturno de un azul intenso, tachonado de estrellas. Todo alrededor tuyo es serenidad y paz, envuelto por el color de la noche. 4) Fija tu atención observando las estrellas, míralas, busca con calma, contando por lo menos hasta siete. Parecerá que las estrellas desaparecen de tu visión; no te preocupes del resultado, no estás compitiendo con el tiempo. Puede ser suficiente un minuto o diez, utiliza el tiempo necesario. 5) Observa ahora atentamente una sola estrella. Aíslala de las otras y mira cómo resplandece en el cielo nocturno. Lentamente ese punto luminoso se mueve. Atraviesa el cielo y baja hacia donde estás. 6) Según se va acercando se vuelve cada vez más grande y luminoso. Su luz alumbra el cielo nocturno, se ha vuelto ahora como un gran meteoro luminoso. 7) Continúa observando esta transformación. En el interior de esta luz se entrevé una figura. Obsérvala atentamente mientras se va dibujando su silueta: es tu Ángel. Revista Elevación “La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose.” Julio Cortázar (1914-1984) Escritor argentino. 22