Establecer contacto con los planos sutiles de la inteligencia angélica consiste en escuchar. Se
requiere silencio y quietud. Busca un momento en que estés segura de no ser interrumpida. Desconecta el teléfono, la radio y el televisor. A algunos les gusta meditar con una bella música de
fondo, pero tratándose de los Ángeles hemos descubierto que es mejor escucharlos en silencio.
Los Ángeles mismos han confirmado que: “Abre tu corazón a los sonidos del silencio y oirás
las maravillas de todo lo que existe”, y aconsejaron: “Recomendamos reservar un rato dos veces al
día, por la mañana y al atardecer, para aquietarse y, en silencio, llenarse de luz blanca”. Reserva
ese tiempo para aquietarte y aquietar tu ambiente.
Durante los ejercicios de cimentación no necesitarás anotar nada en tu cuaderno, pero quizás te convenga tenerlo contigo para registrar cualquier pensamiento o sensación que se presente
después de hacerlos. Busca zonas de tu vida en las que puedas no estar cimentado y piensa en el
efecto que eso tiene en tus relaciones, en tu trabajo y en otros aspectos. A medida que continúes
practicando el ejercicio, fíjate qué diferencia percibes cuando te conectas con la tierra y el cielo.
Abrirte a tu Ángel, un ser que no vive en el mundo físico, es también cobrar conciencia de tu
propio ser no físico. Durante miles de años, en todo el planeta, curanderos y místicos han explorado el cuerpo no físico, llamado cuerpo sutil o energético. Este cuerpo y sus sutiles campos y órganos existe en el mismo espacio que el cuerpo físico y también a su alrededor. El campo que emana
del cuerpo físico recibe el nombre de aura. Aunque es invisible para casi todos nosotros, los psíquicos y otras personas dotadas de visión espiritual, pueden ver dentro del cuerpo los centros de
energía o chacras, así como el campo energético de alrededor. También las plantas y los animales
tienen cuerpos de energía sutil.
EJERCICO DE CIMENTACIÓN
Siéntate en una posición cómoda y cierra los ojos. Pon las manos sobre tus piernas. Centra
toda tu atención en tu cuerpo. Comienza a centrarte en tus pies, luego, de manera lenta, comienza a expandir tu conciencia hacia arriba, recorre mentalmente tus piernas, descarga su tensión,
luego has lo mismo por el torso, los brazos, el cuello y finalmente la cabeza. Mientras te relajas no
olvides inhalar y exhalar pausadamente.
Imagina que estás rodeado de luz. Cuando aspires, inhala esa luz y llena tu cuerpo mentalmente de ella. Cuando espires, despójate de todas tus tensiones. Relaja tu mandíbula inferior, tu
mandíbula superior, los músculos de tu cara y los hombros. Inhalas luz, exhalas tensión hasta que
estés bien relajado y sereno.
Ahora comienza a imaginar que brotan raíces de la planta de tus pies y de la base de tu columna. Siente como brotan estas raíces. Extiéndelas hasta abajo, hasta el suelo, hasta llegar a la
tierra que está debajo de ti, conectándote muy firmemente con el centro de la Tierra.
En la siguiente inhalación imagina que puedes respirar por medio de tus raíces. Extrae la
energía de la Tierra que te nutrirá todo el cuerpo. Esta energía hazla llegar has ф