Revista Elevación Nº1, Noviembre 2014 | Page 32

Clase Nº 1 Los números personales son: Número de la Lección de la Vida Número del Alma Número de la Personalidad Externa Número de la Vía del Destino Número de la Fuerza ¿Por qué se les dice números personales?: porque nunca cambian. Estos números se obtienen de la fecha de nacimiento y del nombre recibido al nacer. A algunos les resultará extraña esta aclaración de “recibido al nacer”, pero hay casos en que los nombres, por distintas causas, han sido cambiados por ejemplo en una adopción: el niño/a recibe el apellido de sus padres adoptivos. En ese caso, el apellido adoptivo se toma como un número adicional dentro del estudio. También en los casos de apodos (Pancho, Coca, Pepe, etc.). No se toman en cuenta los apellidos de casada o los títulos (Dr. Lic. CPN etc.). Tomaremos en cuenta los números desde el 1 al 78. Los números superiores al 78 deberemos reducirlos. Existen varios tipos de números y los separaremos de esta manera: Dígitos simples: 1 – 2 – 3 – 4 – 5 – 6 – 7 – 8 – 9 Dígito especial: 0, el poder de Dios se oculta tras la expresión del primer dígito. Números karmáticos: 13 – 14 – 16 - 19 Números Maestros o Capitales: 11 – 22 – 33 – 44 Los dígitos simples se podría decir que son los números comunes. Por ellos comenzaremos. El dígito especial 0 le da el poder de Dios al dígito simple que acompaña, por ejemplo: 10 – 20 – 30 – 40 – 50 – 60 – 70. Los números karmáticos corresponden a personas que, en vidas anteriores, cometieron determinadas faltas y optaron pasar por el aprendizaje. Nacen con la tendencia a repetir la historia y deben intentar revertirla. Los números Maestros o capitales corresponden a personas especiales, con una vibración más elevada que el común de la gente. De ellos se espera más y sus vidas son poco comunes. Bien, comencemos entonces con el significado general de los dígitos simples. A medida que avancemos en el curso, vamos a aprender a adaptar estos significados, según en qué parte del estudio se encuentren: Revista Elevación “Ayuda a tus semejantes a levantar su carga, pero no te consideres obligado a llevársela.” Pitágoras de Samos. (569—495 AC.) 32