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Aquellos que quieran recibir prestado necesitan actuar como quieren quienes le prestan porque si no lo hacen así no recibirán la financiación que precisan. Reducir el déficit público para poder redistribuir y para ser menos dependiente de los financiadores, son clave en el nuevo paradigma, al igual que reducir los niveles de endeudamiento actuales que son uno de los motores del crecimiento económico.

La función social de la empresa

La racionalidad empresarial también debe ser replanteada en este nuevo paradigma. La filosofía de la empresa economicista da prioridad al beneficio para los accionistas y todo lo demás se subordina a este objetivo. Algunas compañías introducen la responsabilidad social empresarial (RSE) y esto es positivo para el entorno económico.

Ahora bien, cuando analizamos por qué lo hacen encontramos tres motivos: los dos primeros se pueden resumir en la búsqueda de mayor rentabilidad ya sea porque hay alguien que les obliga a hacerlo para seguir siendo su cliente o proveedor o ya sea, directamente, porque se considera una estrategia para ganar más dinero, una buena publicidad que les va a beneficiar atrayendo nuevos clientes. El tercer motivo es introducirla en la empresa simplemente por convencimiento.

el número de empresas que asuman como prioridad su función social se incremente cada vez más. Es evidente que una empresa tiene que ser rentables, porque si no lo es, su sostenibilidad futura se ve comprometida. Ahora bien, la rentabilidad debe ponerse al servicio de la consecución de la Función social y no al contrario.

La Doctrina Social de la Iglesia describe la función social de las empresas como producir bienes y servicios útiles para la sociedad, potenciar a los miembros de la organización pagando salarios dignos y permitiéndoles desarrollarse como personas y, por último, mejorar el entorno.

Reorientar el sistema financiero

El sistema financiero actual potencia el crecimiento económico, la suma del bien agregado y para ello el endeudamiento es positivo porque posibilita seguir creciendo. En la medida en que nos endeudamos, podemos comprar más y nos hace falta producir más lo que conlleva crecimiento económico. Para poder devolver y pagar los intereses, necesitamos, además, seguir creciendo, con lo que entramos en una adicción al crecimiento, donde más endeudamiento produce más crecimiento y además este se necesita para poder devolver lo que se debe.

"... la rentabilidad debe ponerse al servicio de la consecución de la Función social y no al contrario."

más dinero, una buena publicidad que les va a beneficiar atrayendo nuevos clientes. El tercer motivo es introducirla en la empresa simplemente por convencimiento.

En los dos primeros casos, la introducción de la RSE es compatible con la racionalidad economicista de poner el beneficio por encima de todo. De hecho, las dos intentan que los beneficios se incrementen. Esto hace que, en estos casos, el compromiso ético que supone la RSE pueda convertirse en estético o cosmético. Esto no sucede en el tercer caso, de modo que el nuevo paradigma precisa que

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