revista de pensamiento crítico y reconocimiento. | Page 96

y además este se necesita para poder devolver lo que se debe.

Tenemos una sociedad que no solo busca el crecimiento como máximo objetivo, sino que es adicta a él. Sin él, se viene todo abajo. La mayoría de instituciones y particulares están endeudados y necesitan crecer para que todo funcione. De hecho, en la última crisis vimos como aquellas empresas que no estaban endeudadas son las que mejores sobrevivieron a los tiempos recios que sacudieron la economía mundial.

Esto nos lleva al juego especulativo de las finanzas. Gran parte inversiones no son productivas, no se hacen para iniciar o sostener un negocio y generar empleo, sino para ganar con el cambio de los precios. El movimiento de estas finanzas es tan elevado que con frecuencia la economía se pone al servicio de las finanzas.

Para cambiar esto y construir unas finanzas al servicio del nuevo paradigma, debemos volver a unas finanzas aburridas, que estén al servicio de la realidad, que paguen impuestos (los paraísos fiscales se han aumentado en los últimos 40 años), que sean prudentes y productivas y que quien preste lo haga con precaución y gane lo justo.

"Debemos así repensar todas las categorías económicas para verlas desde una visión que se ponga al servicio de las personas y del bien común."

Se precisa poner coto a las prácticas financieras que están más cercanas al juego que a la actividad financiera de apoyo a la producción. Reconocer su carácter de apuesta y juego a través del incremento de su tributación podría ser una buena medida.

Además, habría que incentivar la reducción de los intermediarios financieros que hay entre quien presta y quien recibe la financiación. También que exista una transparencia que nos permita conocer la trazabilidad de nuestro dinero y a quien acaba financiando este. Que se establezcan criterios para la inversión de modo que los ahorradores puedan elegir a quien prestar su dinero según los criterios de inversión que sigan.

Conclusiones

Si queremos construir una nueva economía que esté al servicio de las personas es necesario cambiar el marco en el que esta se mueve, es preciso construir un nuevo paradigma en el que lo que buscamos y lo que pretendemos sea distinto, de modo que analicemos los resultados económicos desde un prisma totalmente diferente. Debemos así repensar todas las categorías económicas para verlas desde una visión que se ponga al servicio de las personas y del bien común. La propuesta que he resumido en estas líneas (y que se explicita en un libro titulado “Una economía para la Esperanza” editado por PPC) busca comenzar un diálogo que pretenda construir ese nuevo paradigma que necesitamos para cambiar nuestro sistema económico y ponerlo al servicio de las personas que ahora habitamos nuestro planeta y las que lo harán en el futuro.

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